Paseando esta semana por nuestras calles, en especial por las que para mi son más queridas y más bellas, las del Casco Antiguo, me vino a la mente la reflexión de que la mayoría de ellas tienen nombres y apellidos que corresponden a personas destacadas de las que, los jóvenes al menos, no tienen idea del porqué de su denominación y los méritos que hicieron para que se les concediera. El tiempo suele ser cruel con quienes desaparecen si sus hazañas no son de extrema heroicidad, y más por desgracia con los que realizaron un merecimiento de tipo cultural o artístico.
Me propuse por ello, en un arrebato sentimental relatar de vez en cuando, en las páginas del periódico y en la medida de mis conocimientos lo más significativo de la vida de estos olvidados a los que llamaré ilustres porque pienso que es el adjetivo que mejor los define.
Para empezar, y por cercanía familiar hablaré de la Plaza José Palomo, antigua Plaza de la Verdura, pequeño rincón que conecta desde la Alameda con la Plaza de los Naranjos y con la Iglesia de la Encarnación. Formó parte del mercado de nuestros padres y abuelos, en la que se exponían las frutas y verduras al tiempo que frente a ella estaba instalado el matadero y la venta de pescado.
Don José Palomo nació en Málaga en 1894 y ganó por oposición la plaza de organista y sochantre de Marbella. Durante sesenta años acompañó a generaciones de marbelleros con su voz potente y los acordes magistrales que arrancaba del órgano, tanto en los momentos alegres como en los tristes de lo mismos. Fue también profesor de música y piano y en la calle Fortaleza marcó el compás con su pequeña batuta a muchos jóvenes de la ciudad.
El organista José Palomo era tan conocido como querido en Marbella por su elegante trato y su bondad exquisita, además de por su costumbre, rara en esos tiempos de bañarse en el mar reiteradamente hasta más allá de .los 85 años. Falleció en la iglesia a la que tanto de du vida había dedicado. En su larga trayectoria conoció a ocho párrocos, y un pesar del que no se recuperó fue la quema en julio del 36 del antiguo órgano de la Encarnación, junto al Archivo Parroquial que arrancaba de la época inmediata a la Conquista y cuyo valor era incalculable. Le conocí personalmente y aún recuerdo sus ojos azules lleno de bondad y su profunda cultura. Quizás fue uno de los primeros y mejores compradores de libros que tuvo mi padre.
Su hijo José Palomo Jiménez estudió en Madrid y tuvo luego una trayectoria internacional, siendo el compositor preferido de artistas de la categoría de Carmen Amaya.
Compuso el Himno a Marbella que se estrenó el 11 de junio, fiesta de san Bernabé de 1953.
En el espacio cultural de la ciudad tanto el padre como el hijo ocupan un lugar especial en el campo de la música, por cuanto dignificaron lo poco de ello que existe en ese espacio.
Ana María Mata
Historiadora y Novelista
Publicaciones anteriores de Ana María Mata
El primer artículo que escribí lo hice en el diario SUR el 13 de septiembre de 1980. Una semana antes la revista “Interviu·” publicó unas fotos de gran tamaño bajo el título “Los que inventaron Marbella”. La impotencia, unida a la indignación me hicieron tomar…
De vez en cuando resulta conveniente abandonar el útero materno, la zona territorial donde se vive el día a día para ir en busca de lugares nuevos donde la experiencia sea distinta y la perspectiva más activa y sin condicionantes. Viajamos la familia en julio…
La base de la existencia está en el conocimiento. El ser humano va adaptando su vida a cuanto el cerebro le muestra y le da a conocer mediante un complejo sistema de neuronas, dendritas y sinapsis. A través de ello el mundo aparece como algo…
Si en el siglo XVIII hubiese habido prensa del corazón, este anecdotario de hoy hubiese arrasado en ventas. También puede darnos a entender que el feminismo no es un producto del siglo XIX, simplemente una lucha de cada mujer por tratar de conseguir que no…
Tiempo de vacaciones y salidas. Tengo escrito que una de las cosas buenas de viajar es que nos obliga a salirnos por un tiempo de nosotros mismos y el mal criado ego que nos gobierna. Sigo pensándolo, aunque ahora deba añadir un factor nuevo, quizá…
El legendario tango de Gardel y La Pera me sirve hoy de cabecera con la única modificación de los veinte por esos cuarenta a los que intentaré dar sentido en las líneas siguientes. Conste que no desconozco la idea que del tiempo poseen la mayoría…
No solo Proust, todos tenemos una magdalena especial cuyo olor y sabor nos conduce, en movimiento retroactivo de las neuronas, a un instante del pasado que nos conmovió en lo más hondo y nos hizo llegar incluso a las lágrimas. Somos al fin y al…
En aquellos tebeos de PULGARCITO, placer de nuestra infancia y adolescencia, el genial dibujante M. Vázquez creó un personaje especial, dentro de la viñeta conocida como “La familia Cebolleta”: el abuelo. Con larga barba, bufanda, bastón y pie escayolado, el abuelo Cebolleta intentaba una y…
Si en el siglo XVIII hubiese habido prensa del corazón, este anecdotario de hoy hubiese arrasado en ventas. También puede darnos a entender que el feminismo no es un producto del siglo XIX, simplemente una lucha de cada mujer por tratar de conseguir que no…
Tiempo de vacaciones y salidas. Tengo escrito que una de las cosas buenas de viajar es que nos obliga a salirnos por un tiempo de nosotros mismos y el mal criado ego que nos gobierna. Sigo pensándolo, aunque ahora deba añadir un factor nuevo, quizá…