El principal factor condicionante del turismo en la Costa es el estado de sus playas- El verano ha llegado con fuerza y con él la riada de visitantes veraniegos y turistas que, armados de sus útiles necesarios emprendían estos días pasados su ansiada ruta para conseguir introducir con deleite sus cuerpos en un pedazo de mar Mediterráneo.
Marbella posee 27 Kilómetros de litoral con 24 playas disponibles. Más un problema no precisamente nuevo sino recurrente cada año al que parecen no encontrar solución las autoridades competentes: a la escasez de arena debido a temporales de invierno.se une al llegar a la orilla un acopio de pedruscos múltiples, punzantes y demasiado grandes como para instalar los pies sobre ellos.
La imagen es suficientemente elocuente: grupo de bañistas de diversas edades se van acercando al pequeño remolino que va dejando la ola al llegar, ahí donde el agua les alcanza los tobillos y comienza a indicarles su temperatura. Un grupo de jóvenes valientes colocan un pie junto al otro, encima de sendas piedras puntiagudas hasta que el dolor les impulsa a lanzar todo el cuerpo en un desesperado intento de liberación. Ante esta flagrante visión los bañistas que quedaban en la orilla, la mayoría de mediana edad, echan la vista atrás y comienzan a batirse en retirada ante el inminente riesgo de romperse un tobillo o hueso similar.
Imposible entrar en el mar y atravesar ese empedrado hosco e hiriente, una barrera pétrea infranqueable que parece ejercer de frontera. Unos y otros se miran displicentes, reconociendo al enemigo común. Rostros de frustración al tomar el camino de vuelta hacia la tumbona o la toalla.
La situación se repetirá un día y otro, sin arreglo, a no ser que un temporal imprevisto y raro en verano, sea tan fuerte como para arrancar las piedras de la orilla.
Insufrible situación veraniega que se repite con similares circunstancias en cualquier playa del centro de la ciudad desde aquellos años en los que unos cerebros privilegiados decidieron destruir los espigones que dotaban a las playas de su arena necesaria.
Incomprensible falta de resolución a un problema que atañe a una ciudad a la que en verano todos vienen en busca de sol y de mar.
Parece mentira que estas cosas ocurran en Marbella, la ciudad por excelencia de la Costa del Sol, cuyo cosmopolitismo al día de hoy atraviesa fronteras. No más pàrece sino que las cosas más esenciales, las que configuran el día a día de la normalidad de un pueblo suele dejarse de lado, para solucionar asuntos más extravagantes que sirvan de noticia inmediata a los medios. Ocurre por ejemplo con los problemas de escolaridad nunca resueltos al comienzo del curso, mientras los niños entran en módulos prefabricados y los padres hacen manifestaciones reivindicativas.
Mientras Costas, que es la responsable de las playas siga durmiéndose en extraños laureles, les aconsejo que lo piensen bien a la hora del baño antes de introducir su pierna en sitios donde luego les será muy doloroso sacarla.
Ana María Mata
Historiadora y Novelista
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