NECESIDADES EMOCIONALES DE LOS NIÑOS
Perviven en nuestra memoria. Aquellos septiembres con olor a tinta y uniforme recién planchado. Entre la pereza por abandonar las vacaciones y la excitación por volver a encontrarse con los compañeros y embarcarse en la nueva aventura del curso por empezar. Un amasijo de nostalgias que este año se ha visto interrumpido por los protocolos de limpieza, las mascarillas y el malabarismo de los horarios.
Tras seis meses alejados de las aulas, con un confinamiento a cuestas y una pandemia que ha lacerado sus vidas, los niños comienzan a ir al colegio con una barahúnda de preguntas mal respondidas y la sensación de que algo se les está ocultando por parte de los adultos.
Según psicólogos especialistas en infancia, la prioridad por encima de nuevas lecciones es “escuchar a los niños”- “Hay que abrir espacios y crear un clima de confianza para que hablen de lo que les ha pasado, de lo que han sentido, de sus miedos. Hay que tratar de paliar los efectos psicológicos y en este sentido resulta fundamental que se verbalice lo vivido y se escuchen entre ellos mismos porque eso les ayudará a crear un vínculo social. Luego vendrá lo académico.
Los niños necesitan que les expliquemos las cosas. No basta con que le digamos que no pueden acercarse mucho uno al otro. Hay que hacer lo que los psicólogos llaman “decodificar”, Ellos son muy buenos observadores, pero les cuesta entender e interiorizar lo observado. Necesitan que un adulto decodifique el mensaje lo adapte a su edad e instaure las normas que se deben normalizar. La comunicación es clave para hacer frente al miedo.
El primer mes se debe dedicar a proporcionar las herramientas, y no los contenidos. Después ellos irán utilizándolas de acuerdo a sus propios criterios..
Y no hay que tener miedo a reivindicar la presencialidad. La pantalla no es la escuela; a distancia no hay educación, solo puede haber instrucción. El mundo virtual, con ser importante, no nos permite relacionarnos intensamente y empobrece el mundo emocional. El aprendizaje de un ciudadano no se puede hacer a través de la pantalla, porque a convivir solo se aprende conviviendo. La escuela es la gran mezcladora social.
Cuando la asistencia no sea del todo posible por imperativo del virus, los psicólogos prescriben altas dosis de creatividad.
Los psicólogos y pedagogos más destacados, como el Doctor en Ciencias de la Educación Miguel Angel Santos Guerra, aconseja afrontar el curso con “serenidad” y como una oportunidad de hacer cosas nuevas, jamás como un curso perdido.
No hay que olvidar que los niños son seres inteligentes pero inmaduros, Su cerebro está preparado para recibir cualquier información y solo el proceso de selección y adecuación a las necesidades de cada uno es labor que debe ser impartida por el profesor.
Para casi todos ellos este será el Curso de sus vidas, ya que en ningún otro había habido un virus desestabilizador.
Lo definitivo está en sus necesidades emocionales, hagámosles protagonistas de ellas.
Ana María Mata
Historiadora y Novelista
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