Si en un tiempo anterior me hubiese imaginado escribiendo un artículo como el que tengo entre manos, hubiese soltado una sonora carcajada o simplemente lo hubiera desterrado de mi mente. Pero heme aquí, delante de las teclas de mi ordenador dispuesta a pedir permiso a mis generosos lectores por incurrir en semejante desatino. Permítanme una vez y sin que sirva de precedente inmiscuirme por los amplios caminos de la llamada prensa rosa.
La culpa la tiene, en realidad un periódico de gran tirada –en concreto el Mundo de la semana pasada-en el que me encontré con una foto de sofisticada y bella mujer sobre la que lucía un título singular: “Reina de corazones”. Y a continuación se leía : cincuenta años desde que llegó a España. A la mujer en cuestión le había sido concedido el título por su habilidad máxima en elegir a sus compañeros con los que después, compartiría vida y lecho.
Un famoso cantante, un marqués, un ministro y un premio Nobel constituían la escogidísima lista de la muy merecedora de tal reinado.
Mi enfebrecida mente lo primero que elaboró fue una simple cuestión matemática: si la susodicha reina hubiese dedicado parte al menos de esos cincuenta años en dirigir una, llamémosle Academia de Seducción, imagino que sus arcas –por otra parte ya bien repletas- lo hubieran sido más hasta quizás alcanzar las altas cotas que la directora de la misma había logrado personalmente.
Cuestiones económicas aparte, y entendiendo que Porcelanosa, por ejemplo habría tenido que prescindir de su imagen, lo que queda sobre esta figura singular, me resulta merecedora de un análisis sucinto.
Perdonen que les diga que en esta citada prensa del corazón se encuentra a veces material de primera mano para un tratado de sociología familiar o si quieren, al menos de relación de pareja. Se puede aprender más de algunas páginas coloreadas con su texto inferior explicativo, que de sesudos manuales de autoayuda.
Díganme si no, la explicación del éxito de nuestra protagonista, no una, sino cuatro veces con las mismas armas: Belleza, dirán, estilo, elegancia, idiomas, poder de la sonrisa, magia sexual, pensarán en ultimo caso…porque algo debe poseer para no errar en ninguna de las cuatro elecciones…
Y a lo mejor, la fémina en cuestión, además de lo que estamos imaginando, resulta que posee en su mente privilegiada una teoría feminista de alto rango, escondida o al menos velada por su apariencia de fragilidad emocional. Nadie le puede negar ese derecho por mucho que la sonrisa aparezca como copiada de los ángeles.
Sigo afirmando que la Academia de Seducción hubiera debido ser su más amplio proyecto aunque la hubiese dirigido en las horas escasas que le dejan el gimnasio, y los variados salones de belleza.
Estoy segura de ser comprendida por algunas mujeres que me lean, aunque no lo voceen en alto y solo lo afirmen para sí mismas. En cuanto a los hombres, ellos la observarán de vez en cuando y exclamarán su frase preferida: “Pues, sí, la verdad es que está muy buena”- Diferencias de criterio. Cosas de la Prensa del Corazón. Gracias por permitirme estas fruslerías.
Ana María Mata
Historiadora y Novelista
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