En la Biblia, el libro del Eclesiastés tiene un párrafo que dice: “En la vida hay un tiempo para todo. Uno para el amor y otro para el desamor. Uno para la alegría y otro para la tristeza. Uno para la crítica y otro para el aplauso…” Basándome en él voy a tomar el último como arranque del artículo de hoy, a pesar de ser consciente de que corro el riesgo de un positivismo que me puede dejar en tablas.
No sería la primera vez que una buena noticia se diluyese después como azucarillo en el café. Estamos tan acostumbrados, que hacemos del escepticismo bandera, pero esta vez no quiero tomar ese camino. Volvamos a la esperanza.
La noticia, difundida por los medios con amplitud dice que se retoman las obras de la ampliación del Hospital Costa del Sol y que para el 2023 debe estar en funciones. La licitación ya está hecha y solo falta que la empresa designada de comienzo a las obras.
Feliz noticia que esperábamos desde hace tiempo con la ansiedad de lo necesario. El hospital no puede abarcar más tal y como está y solo con deficiencias se mantiene. No es de recibo que una ampliación comenzada hace años se paralizara por motivos, como siempre administrativos y supuestamente económicos.
Un comentario hecho por un visitante asiduo me decía que en Obras Públicas, Marbella no ha progresado nada en los últimos años, y creo que tenía razón, simplemente comparándola con ciudades cercanas, como por ejemplo, Estepona. Nos hemos dejado llevar por los fuegos de artificio de pequeñas inauguraciones comerciales y de restauración, pero obras de cierta enjundia, la verdad es que ha habido pocas.
Y es absolutamente necesario crecer en asuntos de envergadura, en todo aquello que concede a la ciudad el renombre adquirido, Dormirse en los laureles es siempre un retroceso, antes o después. La ciudad debe preocuparse porque la infraestructura debida sea tenida en cuenta como asunto prioritario en todo lo referente a ella, léase sanidad, educación, deportes…etc. Además del Hospital, los ambulatorios están necesitados de un aumento de los mismos o de una remodelación, así como invertir en nuevos espacios educativos, institutos y colegios que dignifiquen la enseñanza, tan masificada en el momento actual.
Las obras públicas son una proyección del Consistorio hacia el ciudadano, proyección subliminal que indica un interés mutuo para hacer más buena y efectiva la convivencia entre ambos.
Otra buena noticia (para que vean que hoy me siento magnánima) es la apertura, si no está ya realizada, prevista de inmediato, de la Biblioteca Municipal. Marbella ha estado sin lugar donde estudiar leer o investigar entre libros demasiado tiempo, en medio de una pereza cultural que clamaba al cielo. Por fin parece que el antiguo museo de los bonsáis ha resuelto el problema, primero de ubicación y luego, según noticias, su interior que está diseñado de forma moderna y acertada.
Vamos a confiar que estas dos noticias que hoy he traído en la agenda se transformen en realidad y no volvamos a las andadas de soltar realizaciones a voleo, y luego, mirar hacia otro lado intentando esquivar el asunto.
Marbella no merece la inoperancia administrativa que ha mostrado en temas tan urgentes como los tratados aquí arriba.
Estamos expectantes. Por favor, un poco de respeto a la ciudadanía.
Ana María Mata
Historiadora y Novelista
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