A Antonio Jesús García Ocón se le apagó el motor y la vida demasiado pronto. Un 9 de diciembre de 2017 el parapente con el que tanto disfrutaba se paró al despegar junto al embalse de Bornos y falleció ahogado. Este bombero sampedreño era intensamente querido en San Pedro y estaba comprometido en diversas causas solidarias. Tras su fallecimiento se inició una campaña de recogida de firmas para que diera nombre a una calle o espacio público en San Pedro. Se reunieron miles de firmas y se recabó el compromiso de diversos cargos municipales. Han pasado más de seis años y nada se ha hecho.
UN BOMBERO QUE LO DABA TODO POR LOS DEMÁS
Cuando falleció ocupaba el cargo de sargento jefe de Bomberos de Estepona, tras pasar por los parques de Manilva, Benahavís y Ronda. Había sido 12 años enfermero en el Hospital Costa del Sol, donde también dejó una profunda huella en sus compañeros y pacientes a los que ayudó. Porque, por encima de todo, Antonio era experto en ayudar a los demás. Ya fuera excarcelando a niños atrapados en la piscina, liberando a heridos en accidentes de tráfico o salvando a cientos de refugiados sirios de morir ahogados en el mar Egeo.
Antonio tenía la capacidad de movilizar a la gente. De arrastrarla hacia buenas metas. Como cuando impulsó la Marea Amarilla para ayudar a Paula, una niña sampedreña con la terrible enfermedad de los huesos de cristal. Antonio organizó una marcha en Juanar, coordinando autobuses y reuniendo a cientos de personas para visibilizar esta terrible enfermedad.
Merece recordarse su paso por Lesbos del 4 al 19 de febrero de 2016. En esas fechas, miles de refugiados sirios cruzaban de forma precaria el mar Egeo desde Turquía a la isla griega huyendo de la guerra. Hasta allí se desplazó Antonio, sacrificando vacaciones y pidiendo dinero a amigos y comerciantes para pagarse el equipo de salvamento. Antonio se unió a la ONG Proem Aid y durante esas semanas salvó literalmente a cientos de niños y adultos de morir ahogados.
Cómo él mismo aseguró en una entrevista del San Pedro Información, “nosotros desembarcamos en Lesbos a las ocho de la tarde. Ya las dos horas estábamos con los trajes sacando gente de los dinguis (las balsas tipo zodiac que usaban las mafias con capacidad para 40-60 personas). Recuerdo que nada más empezar a ayudar a los refugiados, uno de ellos me paso un capazo lleno de mantas y tarde un poco en darme cuenta de que dentro había un bebé helado bajo la lluvia. Ahí se me saltaron las primeras lágrimas”.
También conviene recordar cuando, durante la celebración de la Carrera del Kilo que desde hace años organiza el Club de Atletismo de San Pedro en Navidad, Antonio salvó la vida a un corredor que tuvo una parada cardiorespiratoria. Lo estabilizó hasta que pudo ser llevado al hospital. Por este motivo, la Carrera del Kilo rinde, desde la muerte de Antonio, un homenaje a este bombero sampedreño.
4.360 FIRMAS REUNIDAS PARA QUE SE RECONOZCA A ESTE HÉROE SAMPEDREÑO
Raquel Espada es una sampedreña de a pie empeñada en que a Antonio se le haga el reconocimiento que se merece. Ella se encargó en enero de 2018, a las pocas semanas de morir el bombero, de ir comercio por comercio, recogiendo firmas una por una para lograr el apoyo ciudadano necesario para que el Ayuntamiento buscara un lugar digno donde se reconociera la figura de Antonio.
En un municipio donde es muy difícil que los ciudadanos se movilicen o se comprometan con causas justas, ella consiguió reunir las firmas de 4.360 personas. “Hablé además tanto con el teniente de alcalde Rafael Piña como con el concejal sampedreño Manuel Cardeña y ambos me aseguraron que no hacía falta ni que se presentaran las firmas, que ellos se encargarían de que se le diera su nombre a un espacio público en San Pedro” señala Raquel Espada.
Esta sampedreña recuerda que poco después le dijeron desde la Tenencia que había disponible una calle, “por la que no pasan ni los gatos, así que les mostramos nuestra disconformidad con la vía elegida”. Después de eso no ha habido ningún movimiento más por parte de las autoridades municipales para darle el nombre de Antonio a un lugar digno de San Pedro.
Más recientemente, hace una semana, este periódico ha preguntado al actual teniente de alcalde, Javier García, sobre este asunto y su respuesta ha sido: “no hemos hecho nada porque eso tiene que ir en forma de propuesta por parte de los ciudadanos al órgano colegiado, a la Junta Municipal de Distrito”. Cuando se le ha inquirido respecto a las miles de firmas que se reunieron hace más de seis años para apoyar la propuesta de Raquel, García ha asegurado que “eso se paró con la pandemia y tendremos que ver como reactivar el procedimiento. Trataremos este asunto con mucho cariño”. Sin más.
Donde sí han sabido darle el reconocimiento que merece no ha sido en su pueblo natal, si no en Benahavís, donde pusieron en febrero de 2019 su nombre a un parque nuevo.
Antonio murió en diciembre de 2017. En abril de 2018 se entregaron por Registro de Entrada las miles de firmas al Ayuntamiento. Nada más se ha sabido al respecto. Su familia observa todo con discreción y calma. Ellos saben mejor que nadie cómo era Antonio y lo que merece. Falta que las autoridades se muevan un poco y le den un espacio digno a este héroe sampedreño.