Este sábado un grupo de buzos voluntarios van a limpiar de forma totalmente altruista el entorno del galeón de San Pedro de las toallitas, compresas y otros residuos que una tubería cercana de Acosol emite de forma periódica. Para ello, han hecho un llamamiento a buzos y clubes deportivos para que ayuden, a partir de las 10.30 horas del sábado, a despejar de restos este yacimiento subacuático que es, además, un autentico reservorio de vida y biodiversidad marina.
Los colectivos convocantes son Club de Buceo Lebeta Sub, Mi Moana, Blue Fin Divers y Red de Vigilantes Marinos.
Antonio Abad, de Lebeta Sub, se reunió hace dos días con responsables de Acosol para insistir en la necesidad de dar una solución a los vertidos recurrentes que la tubería provoca en el entorno del galeón. Según ha asegurado Abad a este periódico, «nos han hecho una propuesta de colaboración: Acosol quiere que les informemos del estado del galeón cada vez que nos sumerjamos en su entorno para tenerlo monitorizado y también nos han asegurado que contarán con nosotros para hacer varias limpiezas al año. Veremos si se concreta en algo firme o queda en nada».
El responsable del Club de Buceo Lebeta Sub también ha contado que desde Acosol le han asegurado que han instalado en la tubería unos filtros para retener los sólidos y creen que están funcionando. «Lo comprobaremos este sábado», remarca Abad.
El consejero delegado ejecutivo de Acosol, Manuel Cardeña, ha confirmado a este periódico que, aunque la limpieza de este sábado es muy precipitada, «se va a cerrar un calendario para actuar conjuntamente con los buzos en la limpieza del entorno del galeón». Cardeña también ha insistido en que a partir de septiembre se van a iniciar obras para retranquear todos los emisarios y tuberías.
Igualmente, en lo que coinciden tanto Abad como Cardeña es en la necesidad de concienciar sobre el uso de las toallitas. Tenemos que meternos en la cabeza que existen muchas posibilidades de que lo que tiremos al váter acabe, tarde o temprano, en el fondo del mar. Las toallitas tardan más de 500 años en degradarse. El doble de lo que lleva el galeón reposando el fondo del mar en la playa de San Pedro.