Cilniana, el mito de la ciudad romana de Marbella

“En 1930 Marbella perdió la oportunidad de tener su propia ciudad romana para deleite de sus ciudadanos y de las arcas municipales, que se hubieran engrosado con la atracción que habría generado entre los turistas”. Esta cita del investigador local Daniel Moreno refleja la frustración por la oportunidad perdida: Marbella se hubiera podido comparar a ciudades como Tarifa, que presume de la urbe romana de Baelo Claudia; o Ronda, que tiene la ciudad romana de Acinipo.

Según diversos historiadores de la ciudad, en nuestro municipio hay varios lugares que se postulan como la desaparecida ciudad romana de Cilniana: la zona de Las Termas Romanas de Guadalmina-Basílica Paleocristiana Vega del Mar, la zona de La Villa Romana de Río Verde o el entorno de El Castillo de Marbella.

Apenas hay documentación de la época romana sobre la localización de Cilniana. Existe un documento del siglo II. D.C, El Itinerario de Antonino, que recopila los núcleos de población de las diversas calzadas romanas de Hispania. En dicho documento se menciona Cilniana a mitad de camino entre Carteia (Algeciras) y Malaca (Málaga). Sin embargo, muy poco, casi nada, se sabe de Cilniana. Entonces, ¿Dónde está la desaparecida Cilniana?

El arqueólogo José Pérez de Barradas, en 1930, fue el primero en relacionar las ruinas de las Bóvedas de las Termas Romanas de Guadalmina con la ciudad de Cilniana. Realizó excavaciones tanto en Las Termas como en la cercana La Basílica de Vega del Mar. Allí descubrió varios trazados de acueductos, una zona de piletas donde se hacía gárum (una salsa de pescado muy apreciada por los romanos), una fundición de hierro y diversas construcciones más.

Este arqueólogo concluyó su estudio de la zona de las termas con un argumento de buena fe que no se ha cumplido: «Como se ve, es poco lo descubierto hoy día en Silniana; pero no dudamos que las excavaciones, que se harán más o menos pronto, han de arrojar tan viva luz en el conocimiento de una población romana de la costa de Málaga como han dado las excavaciones de Bolonia en la provincia de Cádiz.«

Otro punto de vista lo aporta el arqueólogo Javier Soto. No tiene duda alguna de que en esta zona con tantos indicios romanos como las termas, los acueductos, la factoría de gárum y los restos tardo romanos del entorno de La Basílica Paleocristiana Vega del Mar debió existir un núcleo poblacional romano. “Pero, a menos que aparezca una piedra donde ponga Cilniana, todo serán hipótesis. Lo que está claro es que en esta zona había un núcleo de población centrado en actividades industriales relacionadas con el gárum (la salsa de pescado que se exportaba a otras partes del Imperio Romano)”.  

Similar parecer tiene el historiador sampedreño José Luís Casado Bellagarza, “sin datos que corroboren su origen, y tras haber sido tan maltratado por el urbanismo toda la zona, es muy difícil asegurar que las termas fueran parte de una ciudad romana o perteneciera a una villa de un magnate que tuviera un latifundio. Quizás en el futuro se hagan nuevos descubrimientos que puedan arrojar luz sobre ello”.

Por su parte, Francisco Moreno, otro historiador y arqueólogo local, apunta a la posibilidad de que Cilniana estuviera ubicada en el emplazamiento de La Villa Romana de Río Verde o en El Castillo de Marbella. Sobre este último emplazamiento, Moreno explica que “se han encontrado restos romanos tanto en la Plaza de los Naranjos como en el propio castillo. También afirma que pudo existir un núcleo poblacional romano junto a la fortificación con su Cardo y su Decumano, las dos calles de orientación Norte-Sur y Este-Oeste que vertebraban cualquier urbe romana”. El castillo podría ser otro candidato a Cilniana si no fuera porque, como señalaba antes Soto, no se ha encontrado una evidencia que lo demuestre. Habrá que esperar a que el desesperantemente lento Plan Director del Castillo permita excavar bajo el colegio El Castillo .

Volvamos a la candidata inicial para la ciudad de Cilniana: la zona de las termas romanas de Guadalmina. El entorno de Las Bóvedas, que fueron declaradas Monumento Nacional en 1936, se ha ido urbanizando de forma salvaje hasta el punto de tener un acceso semioculto, ya que se debe recorrer un estrecho pasillo rodeado de chalets y parcelas sin señalar. No hay, ni siquiera, carteles que indiquen el camino hasta las termas en el laberinto de calles de Guadalmina.

En 1981, según explica el historiador sampedreño José Luís Casado Bellagarza, “se destruyeron muchos restos antiguos del subsuelo al comenzar la construcción de unos bloques de apartamentos junto al arroyo del Chopo”. En esa época Casado Bellagarza era profesor en El Ingenio y llevó a sus alumnos del grupo Misión Rescate de San Pedro hasta las obras de la urbanización  “y encontramos monedas, vasijas y otros restos romanos que entregamos al Ayuntamiento. Las monedas estuvieron expuestas en una sala del Consistorio con escasas medidas de seguridad y desaparecieron al poco tiempo”.

Por fin, la Junta de Andalucía tomó cartas en el asunto y, como señala Casado Bellagarza, “negociaron con la propietaria de la finca donde estaban Las Termas Romanas. En vez de la expropiación, la dueña consiguió vender a la Junta de Andalucía la parcela donde se encontraban Las Termas. Fueron 2.441 metros cuadrados al simbólico precio de una peseta el metro cuadrado, en total 2.441 pesetas, equivalente a 14,67 euros”. De esta manera, las Termas de Guadalmina quedaron como zona arqueológicamente protegida.

Pero el historiador sampedreño ha explicado que a cambio, “desde la Junta de Andalucía se declaró fuera de reserva arqueológica la zona norte de la parcela. Entonces se inició un proceso para modificar el PGOU para permitir que se edificaran casas adosadas que finalmente fueron construidas en 1995. Era un lugar donde los arqueólogos e historiadores estaban y están seguros de que había restos romanos. Paralelamente, otra parcela de 4.318 metros cuadrados, donde se encuentra La Torre Almenara de Guadalmina, pasó a ser de dominio municipal. Un lugar que también alberga estructuras y materiales romanos en el subsuelo”.

La candidatura de Las Termas Romanas-Basílica Paleocristiana Vega del Mar a ser Cilniana la apoya el investigador Daniel Moreno. En una exhaustiva investigación realizada junto al técnico municipal Juan Carlos García (puede consultarse en https://oecus.blogspot.com/2019/06/el-entorno-de-las-termas-romanas-de-las.html?m=1) Moreno explica que: «Pérez de Barradas consideraba al edificio de las Bóvedas como un depósito de agua (castellum aquae) donde finalizaba un acueducto para el suministro de la ciudad de Cilniana, tanto para consumo humano como para la industria del salazón. Respecto a la Basílica Paleocristiana de Vega del Mar, Pérez de Barradas pensaba que la ciudad de «Silniana» era la compuesta por el conjunto de la Basílica y las Bóvedas.  Y comenta que hacia poniente, cubierto de pinos y palmitos, existen unas series de piletas salazoneras al descubierto, las cuales limpiaron en 1929, y que en todo el contorno había multitud restos romanos de edificaciones, muros y un horno de fundición de hierro”.

La investigación de Moreno/García realizada en 2019, se ciñe al entorno de las termas romanas en base al estudio de unas fotografías que la fuerza aérea estadounidense hizo del litoral. Resulta muy interesante que en esas fotos de 1956 se resaltan numerosas estructuras y sombras de posibles ruinas romanas. Aunque faltaría un exhaustivo trabajo de campo, que actualmente no se puede hacer para demostrar la existencia de esas posibles ruinas romanas al norte de la actual ubicación de las termas.

Debido a la construcción de urbanizaciones, la especulación inmobiliaria y el abandono de las instituciones, hemos perdido un pasado que nos pertenecía todos. ¿Dónde podría situarse la antigua ciudad de Cilniana? ¿En la zona de Las Termas Romanas de Guadalmina-Basílica Paleocristiana Vega del Mar, en La Villa Romana de Río Verde o en El Castillo de Marbella? No se sabe a ciencia cierta. Cilniana sigue siendo un mito, repartida en trocitos por diversos lugares del municipio a la espera de que un hallazgo fortuito permita encajar las piezas adecuadas del puzzle.