Felipe IV se encontraba en Gibraltar en su viaje a Andalucía. Juan de Quiñones, encargado de la preparación de caminos y puentes, recomendó no dirigirse a Málaga por la costa debido al mal estado de los caminos: “… previne muchos vastimentos,reparé los caminos, abrí los montes poralgunas partes, para que diessenpasso;fabriqué puentes en los ríos de nuevo, yreparé las antiguas…”.

El cortejo Real constaba de 300 coches de caballo, 500 carros y 1500 mulas. El monarca iba acompañado por numerosos personajes ilustres: el conde duque de Olivares, el Almirante de Castilla, el infante Carlos de Austria, el duque del Infantado, el marqués del Carpio, el cardenal Zapata, el nuncio de su santidad, el patriarca y otros muchos personajes de la nobleza y uno de los escritores más destacados de la Corte, Francisco de Quevedo.

El conde duque decidió abandonar el séquito para dirigirse por el interior hacia Granada para preparar la visita pero el rey quiso recorrer el trayecto costero. Jacinto de Herrera y Sotomayor lo justificaba resignado: “Pero estimando su magestad las dificultades, y más el camino que le dava que vencer, que el que se le ofrecía llano, se arrojó a lo que ninguno pensó ver hollado, no de planta ruda, ofreciendo a los tiempos venideros, ya no esperanças, sino seguridades, que si ganar fortalezas es dificultoso, allanar montes se ha tenido siempre por imposible”.

El sábado 30 de marzo de 1624 paró a comer en Estepona y por la noche se quedó a dormir en Marbella en la casa del Gobernador. Fue el acontecimiento del siglo. Era el primer soberano, tras la conquista de la ciudad por Fernando el Católico, que pasaba por la ciudad y el último porque tras él nunca más vino un rey en visita oficial que las de incógnito no cuentan.

El impacto social y los fastos debieron ser considerables a tenor de lo narrado en otras ciudades. La expedición permaneció fuera de las murallas, dentro era imposible, probablemente en el llano donde un siglo después se plantaría la Alameda pues era un espacio amplio y de fácil aguada. El rey entró en la ciudad a pie con su comitiva.

Hortensio Paravicino, poeta y predicador real que acompañó a su amigo Quevedo en la visita que el rey Felipe IV hizo a Marbella.

Además de Quevedo, su amigo Hortensio Paravicino también estuvo en Marbella. Era trinitario, poeta y predicador real. El religioso se inspiró en un naufragio, quien sabe si en esta visita, para escribir un bello soneto: A un navío, que repentinamente se undió en Maruella.

Volvamos a la casa del Gobernador. Era del principal personaje de la ciudad, Melchor Domínguez Infante Vasconcelos. Acumulaba cargos a la vez que riqueza y consiguió la fundación de un mayorazgo. En 1597 era residente en cortes de su majestad, es decir, que trabajaba en la Casa Real y fue enviado a Marbella como teniente de corregidor y gobernador. Fue el anfitrión y se encargó de acondicionar los caminos de acceso y del engalanamiento de las calles además de acompañar a Felipe desde la Puerta de la Mar a sus aposentos.

Nos cuenta Antonio Romero Domínguez, descendiente de esta familia, que Melchor había firmado un trueque con los trinitarios el 4 de diciembre de 1614. La vivienda había sido de Alonso Ruiz de Bazán, contador y teniente de alcaide de la fortaleza apoderado por Luis de Guzmán, conde de Teba, tras el fallecimiento de su tío, el también teniente de alcaide Alonso de Bazán. El contador la había obtenido por herencia de su tía Leonor Gil de Bazán y los monjes la habían comprado por 50 ducados a Leonor Seco de Bustamante, viuda y heredera de Fernando de Bazán, primo de Alonso Ruiz.

Tres de los cuadros que Felipe IV regaló a los Domínguez.

Romero describe el inmueble en el siglo XIX: “se puede ver desde el exterior que la portada noble da paso a un patio rodeado por columnas de piedra, y en torno al mismo se sitúan salones y bibliotecas, que contienen cuadros y libros de gran valor artístico. Entre ellos se encuentran los seis cuadros del rey Felipe IV y su familia, que con motivo de su paso por la ciudad, se dignó regalar el monarca… En la parte trasera hay una huerta donde los árboles frutales se confunden con altas palmeras  y otras especies”.

Había una placa conmemorativa en la fachada que se conserva en el Hospital de Santo Tomás en Málaga que dice así:

“El rey nuestro señor, don Felipe el quarto,

Posó en esta casa, en treinta de marzo de

1624, gobernando esta ciudad

Don Melchor Domínguez Infante Wasconcelo”

En 1829 nació en la casa José López Domínguez, presidente del gobierno en 1906. El inmueble fue reedificado en 1847 por Antonio María Domínguez Alburquerque, como especifica José Luis Casado Bellagarza. La parcela tenía una extensión de 1500 metros cuadrados e invirtió 175.030 reales. Años más tarde, entre 1870 y 1873, su hijo Tomás Domínguez Artola desembolsó 120.000 reales en rehabilitarlo.

Tras la Guerra Civil albergó a varias familias hasta que la Compañía Sevillana de Electricidad lo adquirió para sus instalaciones siendo recientemente vendido a un grupo inmobiliario que plantea la construcción de once apartamentos turísticos.

Sucede que no es un inmueble más, es la casa del Gobernador donde estuvo un rey y nació un presidente de gobierno que tiene una historia increíble. No es una vivienda en ruinas, mantiene un estado más que aceptable. No es una vivienda cualquiera, está inserta en el Castillo que es Bien de Interés Cultural y linda por el oeste y el norte con las murallas de la fortaleza.

Interior del inmueble en el que está previsto la construcción de varios apartamentos.

Las casas natales de personajes ilustres se suelen convertir en motivo de orgullo en sus poblaciones. La de Niceto Alcalá Zamora en Priego es museo, la de Picasso en Málaga, la de Blas Infante en Casares, la de Velázquez en Sevilla, la de Adolfo Suárez en Cebreros, la de Cervantes en Alcalá de Henares también son museos o espacios culturales. En Marbella el equipo de gobierno actual ha preferido que la nuestra sea desfigurada por apartamentos turísticos. Si es una forma de gobernar, pues muy mal; si es un imperdonable error, peor.

El Castillo ha sufrido muchas agresiones a lo largo de su historia; asedios, demoliciones, adosamiento de viviendas, pérdida de su función defensiva, construcción de un cementerio, de un colegio y proyectos tan dañinos como una piscina en 1941 entre las torres del Homenaje y del Cubo que afortunadamente nunca llegó a construirse. Del mismo modo el entonces candidato del PSOE para las municipales Paulino Plata presentó en su programa de gobierno un proyecto tan fantástico como irrealizable de un parador nacional que no tuvo más recorrido que el de las propuestas electorales que se lleva el viento.

Cuando en el año 2007 presentaba el que suscribe, entonces vocal de cultura, el Plan Director encargado por la Comisión Gestora avanzaba cuál era la intención: “El objetivo de todo ello es el hacer del Castillo un activo imprescindible para el desarrollo cultural y económico de la ciudad, mediante actuaciones que deberán regirse por parámetros inequívocos de calidad, respeto y sostenibilidad. En una coyuntura como la actual, en la que los motores del desarrollismo han tocado techo, urge prospectar nuevos factores capaces de contribuir al progreso de esta tierra. En este sentido, la adecuada gestión de los bienes que integran nuestro legado histórico, nuestra capacidad para aplicar políticas de dinamización del mismo, señala uno de los caminos a seguir, la aplicación del Plan Director del Castillo de Marbella va en esta dirección”.

En 2008, una nota de prensa de la nueva Delegación de Cultura tras la Gestora confirmaba la continuidad del Plan Director a la vez que afirmaba que “el plan director también concretará actuaciones a realizar en los terrenos interiores de la alcazaba, con un gran potencial para acoger proyectos de usos turísticos o culturales. La zona residencial se mantendrá tal y como está”.

En 2007 aprobamos la modificación puntual de las normas urbanísticas para las zonas calificadas C-1 y normativa cautelar complementaria del Centro Histórico de Marbella en la que se incluía la protección singular del Castillo y un tratamiento especial para su área: “corresponde a la zona incoada como BIC Conjunto Arqueológico o Yacimiento Arqueológico. En esta zona se prohíbe expresamente por legislación sectorial cualquier operación de desarrollo, incluyendo la edificación y urbanización. Asimismo, cualquier actuación de otra índole deberá contar con la preceptiva autorización de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía”.

En 2018 se aprueba el texto refundido del PGOU de 1986 que copia literalmente el párrafo anterior, al igual que la segunda modificación de las normas urbanísticas que incide en este ámbito y restringe aún más las posibilidades de intervención en tanto se apruebe un Plan Especial: “Condiciones de Protección Cautelar de los ámbitos de Intervenciones Singulares. En los ámbitos delimitados como Intervenciones Singulares del Centro Histórico de Marbella, y hasta que no entre en vigor el PE y Catálogo previstos, sólo se permitirán las obras de estricta conservación necesarias para la seguridad y ornato de las edificaciones, no admitiéndose en ningún caso obras de rehabilitación, reestructuración general o de renovación”.

De lo poco que sabemos del proyecto, ya que aún no lo han mostrado ni se ha dado el más mínimo detalle o información alegando incluso desconocimiento por parte del delegado de urbanismo, se pretende construir apartamentos turísticos utilizando tanto la casa del Gobernador como los almacenes del patio que tuvieron un uso industrial lo que de confirmarse sería un subterfugio para aumentar la edificabilidad porque no se entiende de otra forma que una sola vivienda pueda multiplicarse por once y eso sin saber aún si se pretende aumentar en altura alguno de los almacenes lo que supondría un atentado contra el paisaje. La sospecha tiene credibilidad puesto que la mayoría de las catas arqueológicas se han realizado en ellos, donde por cierto ya han aparecido restos romanos.

Almacenes en el patio de la antigua parcela de Sevillana/Endesa.

Convertir almacenes en viviendas es una modificación sustancial que entra en conflicto con la normativa pero aún hay algo peor, la muralla del castillo es BIC y propiedad del ayuntamiento. De hecho el tramo recientemente rehabilitado así se ha considerado y es el municipio, tal como establece la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía en su artículo 4.2 el competente para ello tanto en el tramo rehabilitado como en el afectado por esta operación urbanística y por tanto responsables directos. ¿Va el ayuntamiento a restaurar ese tramo de muralla y hacerlo visitable como establece la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía en su artículo 14 o lo va a regalar a los promotores? ¿Va a permitir que se haga una promoción inmobiliaria sobre un bien municipal protegido? ¿Va a obligar el ayuntamiento a los promotores a restaurar la muralla y a demoler los almacenes añadidos a los paramentos con lo que perdería toda su rentabilidad especuladora?

A los que nos duele Marbella, divulgamos su historia y defendemos su patrimonio todo esto nos ha retrocedido a una pesadilla que terminó hace 20 años. Estremece pensar que el Castillo, corazón y origen de la ciudad, pueda ser tratado con tanta banalidad rayana la irrespetuosidad con nuestro pasado.

Hay demasiados silencios, tantos como incógnitas, pero no les quepa duda que vamos a plantear acciones desde cualquier instancia en cuanto lo consideremos conveniente y vamos a explicar a los ciudadanos el impresionante legado histórico que ahora se pretende escamotear.

Francisco Moreno, Historiador y Doctor en Historia del Arte.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies