Miles de senderistas transitan por los senderos de Sierra Blanca gracias a Dolores Navarro. Ella es la principal responsable, a través del colectivo Mujeres en las Veredas, de que en los últimos once años se hayan recuperado decenas de kilómetros de sendas de las montañas de Marbella, Istán y Ojén.

Hace 40 años, Dolores Navarro descubrió la enorme riqueza natural de Sierra Blanca de mano de su hermano Jesús Navarro, miembro del Club de Montaña de Marbella y del guarda forestal Manolo Benítez. De este modo recorrió todas las cañadas al sur de Sierra Blanca; lugares como Puerto Rico, Los Mojes, el puerto de los Gitanos, el puerto de las Pitas, Buenavista, etc.

Tramo de la Vereda del Faro recuperada hace unos años por Mujeres en las Veredas. La montaña piramidal del centro es el pico de la Cruz de Juanar.

Dolores se dio cuenta de que apenas se conocían los nombres de las montañas, valles, cañadas y otros accidentes orográficos de Sierra Blanca. “Yo iba a clases en la escuela para adultos donde tenía de profesor a Andrés García Baena. Él me decía que todo estaba sin hacer, que no se sabía casi nada de los nombres y lugares de la sierra”. Por eso, comenzó un trabajo de investigación: hizo un curso de fotografía y llevó fotos panorámicas de todos los rincones de Sierra Blanca a personas mayores y pastores para que pusieran nombre a todos esos lugares, tal y como siempre habían sido conocidos. De este modo, ha legado a generaciones futuras la correcta toponimia de todo el macizo montañoso marbellí.

Pasaron los años. Dolores estuvo un tiempo sin ir a la montaña y, cuando volvió a esos senderos que tanto conocía, descubrió que se habían perdido engullidos por los matorrales debido a que la Junta de Andalucía dejó de mantenerlos despejados. Y ahí empezó otra lucha. Acudió a instituciones y colectivos para denunciar este abandono y se encontró con una respuesta que marcó para siempre su vida: “pues coge unas tijeras y arréglalos tu”. Y así lo hizo, se tomó este consejo burlón al pie de la letra, cogió unas tijeras de podar y con un par de amigas se echó al monte a despejar las veredas de Sierra Blanca.

Mujeres en Las Veredas en plena faena.

Si algo caracteriza a Dolores es el amor por la Naturaleza, la constancia y la humildad. Así que poco a poco fueron abriendo de nuevo los senderos. En el año 2008, mientras desayunaban en plena sierra tras una jornada de desbroce, decidieron crear una asociación: nacía Mujeres en las Veredas. Desde ese momento hasta hoy, cientos de personas han acudido voluntariamente a limpiar Sierra Blanca, podando árboles, despejando matorrales, retirando rocas, instalando carteles y maderos indicativos, mejorando el conocimiento sobre estas montañas, etc. Estas mujeres de las veredas han llegado a conformar una espectacular red de senderos de más de 50 kilómetros de extensión por el que transitan miles y miles de personas al año.

Cuentacuentos en Sierra Blanca ante un público infantil.

Mujeres en las Veredas ha organizado multitud de excursiones para dar a conocer Sierra Blanca. Han realizado jornadas nocturnas de cuentacuentos para senderistas infantiles. También han colaborado con el Ayuntamiento en las rutas que la Delegación de Medio Ambiente organiza muchos domingos del año por nuestras montañas y otros lugares naturales de la Provincia.

Dolores Navarro, a la derecha, junto a voluntarios en un punto de avituallamiento en la Casa del Guarda.

Dolores Navarro y Mujeres en las Veredas tampoco son ajenas a las nuevas modas senderistas como son las carreras por montaña. En el año 2014 organizaron la Carrera por Montaña Sierra Blanca. Actualmente es una prueba deportiva de prestigio nacional por su espectacular trazado y dificultad, que reunió el año pasado a 700 runners. “Nosotras pusimos mucha ilusión y ganas para poner en marcha esta competición. Sorteando mucho papeleo y, sobre todo, trabajando mucho para señalizar la carrera, dotar los puntos de avituallamiento de agua y alimentos, etc.», explica la secretaria de Mujeres en las Veredas, Pilar Cantos.

Miembros de Mujeres en las Veredas con técnicos de Medio Ambiente limpiando la sierra.

Desde la delegación de Medio Ambiente sólo tienen palabras de elogio para Dolores. “Ella es el empuje, es el alma de Sierra Blanca. Siempre presionando para mejorar el estado y el conocimiento de la sierra” reconoce Antonio Alguacil, técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Marbella. De hecho, es habitual que los técnicos de Marbella acudan a ella para aclarar dudas sobre algún rincón de la sierra o el significado del nombre de un valle o un pico.

¿Qué más queda por hacer en Sierra Blanca? “Todavía hay mucho trabajo por delante en la sierra”, explica Dolores. Actualmente está trabajando en un libro que desentraña todos los secretos naturales y patrimoniales del entorno de la mina de Buenavista y la Cañada de las Encinas, por la que se sube a la Concha a través de la lengua de piedra. “Hay una veintena de bocas de minas en este paraje y hemos realizado un trabajo de investigación en casi todas ellas. Todo ello quedará plasmado en el libro, como también la necesidad de construir un centro de interpretación en la zona donde está el horno de la Mina de Buenvista desde donde pueda explicarse el pasado minero de Marbella. Se podrían hacer visitas guiadas al interior de la mina también”, señala Navarro.

Dolores y Pilar Cantos (a la derecha) en la Casa del Guarda.

Otro rincón que fascina a Dolores es el Llano de la Capellanía, justo al norte del hotel Don Miguel. “Es un lugar donde hay todo tipo de plantas aromáticas y aquí también podría hacerse un centro de interpretación de este tipo de plantas”.

Dolores también está empeñada en que se saque del cajón del olvido el proyecto de enlazar el paseo marítimo con el sendero de los Monjes, por lo menos en el tramo entre la cuesta del Pinillo, pasando por el molino de Villafañe, hasta el inicio del camino tradicional de los Monjes. “Sería una ruta espectacular, porque el proyecto está ahí y podría ponerse en marcha”.

Siempre se está hablando de desestacionalizar el turismo. Atraer a visitantes más allá del modelo veraniego de sol y playa. Favorecer un tipo de turismo sostenible, serio y de calidad. El producto capaz de lograrlo está ahí: la Sierra Blanca. Y está preparado, limpiado y señalizado: Dolores Navarro, y los voluntarios de Mujeres en las Veredas, se han encargado de que así sea.

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