En octubre del pasado año las jóvenes Ana, Marina, Flor, Alfonsina y Eucrante iniciaron un largo viaje de miles de kilómetros por el mar Mediterráneo. Pronto se separaron cada una por su lado y en estos tres meses y medio han pasado ante las costas de Marruecos, Argel, Túnez, Libia, Cerdeña o Sicilia.
Estas cinco pequeñas aventureras acuáticas son tortugas bobas nacidas en la playa de Cabopino a finales del verano de 2020. Forman parte de los 72 huevos que puso su madre inicialmente en una playa de Fuengirola en agosto de ese año y que fueron trasladados a Cabopino donde fueron vigilados por voluntarios del colectivo Produnas hasta que eclosionaron. Ana, Marina, Flor, Alfonsina y Eucrante fueron dotadas de un sistema de seguimiento satelital y, junto al resto de sus hermanas, devueltas al mar en octubre de 2021 tras pasar un año madurando en el Centro de Gestión del Medio Marino Andaluz (CEGMA) del Estrecho ubicado en Algeciras.
“Durante su primer año de vida han sido parte de un programa de Headstarting, esto consiste en mantener en cautividad a los ejemplares durante el periodo de más vulnerabilidad frente a amenazas externas (tanto naturales como antrópicas) y así poder liberarlos con las condiciones de salud más favorables posibles y aumentar su probabilidad de supervivencia”, explica a este medio Blanca Feliu Tena, secretaria de la asociación Eucrante, la entidad encargada de ejecutar la acción de marcaje satelital tanto de las cinco tortugas marbellíes como de otras cinco nacidas en similares circunstancias en Tarragona.
Esta acción está financiada por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, dentro del marco del Proyecto LIFE INTEMARES. Eucrante, una ONG para la conservación del medio marino y que, además de acciones de conservación como esta, realiza también limpiezas submarinas, de playas, divulgación, voluntariado, etc., es la entidad encargada de ejecutar la acción de marcaje satelital de las 10 tortugas pertenecientes a nidos hallados en el Mediterráneo español durante 2020: en la Costa del Sol y en Tarragona.
MILES DE KILÓMETROS DE VIAJE MARINO
En estos meses de periplo por el Mediterráneo sólo se ha perdido la pista de una de las cinco tortugas, “la única que directamente ni siquiera ha llegado a dar posición es Flor. Durante los primeros días estuvo dando señal, lo cual significaba que estaba viva, pero no llegó a ser de suficiente calidad como para poder calcular la posición en que se encontraba”, explican desde Eucrante.
Sobre las peripecias de las demás, Alfonsina y Eucrante, se han mantenido bastante cerca de las aguas de Argel, frente a las costas de Murcia. Por su parte, Ana enfiló pronto la costa africana, recorriéndola y haciendo extraños bucles hasta emitir su última señal el 27 de diciembre en una posición entre Túnez, Cerdaña y Sicilia.
Marina ha sido la más decidida de todas. Atravesó todo el Mediterráneo Occidental, ascendió casi hasta Cerdeña antes de pasar junto a Túnez y actualmente enfila hacia el sur muy cerca ya de la costa de Libia.
SEGUIMIENTO
Sobre el viaje de las tortugas bobas, Clara Feliu explica que, en cuanto al funcionamiento de las marcas satelitales que llevan las tortugas, se trata de un dispositivo que, cuando la tortuga está fuera del agua, envía señales satélite permitiendo calcular con esta información la posición en la que se encuentra el ejemplar portador. Las marcas se adaptan al tamaño y peso del animal, no superando el límite del 3% de su peso”. Desde Eucrante estiman que el tipo de marcas que se han utilizado pueden estar dando señal hasta unos 6 meses. Siempre entra dentro de lo posible que el dispositivo de seguimiento por satélite deje de funcionar ya sea porque la tortuga se mueva por alguna zona que inhiba la señal o que sea pescada o fallezca por cualquier causa natural. Que es lo que le ha pasado a Flor.
Con el marcaje de estas tortugas boba en el Mediterráneo se espera mejorar el conocimiento sobre sus movimientos y las zonas y hábitats por las que transitan. ¿Volverán a la Costa del Sol? La secretaria de Eucrante asegura que, “no se puede saber. Está generalmente aceptado que el mecanismo por el cual las tortugas marinas «saben» regresar a sus playas de origen estaría relacionado con un «imprinting» del sello magnético de la playa en donde nacieron, pero por el momento diría que deberemos esperar unos años para saber si estas tortugas en concreto vuelven en su edad adulta a la misma playa donde nacieron”.
Quien sabe si Ana, Marina, Flor, Alfonsina y Eucrante, o alguna de las decenas de hermanas no marcadas, volverán un día a la Costa del Sol a poner sus huevos. Si lo hacen, será dentro de unos años ya que, según algunos estudios, se estima que la tortuga boba alcanza la madurez sexual entre los 16 y 40 años. Si sobreviven todos estos años a los peligros del Mediterráneo, como son la pesca, la contaminación, la degradación de sus hábitats, el cambio climático, etc., puede que un día en el futuro vuelvan a nuestras playas a nidificar.
Mientras tanto, puedes seguir las andanzas de las tortugas marbellíes, y catalanas, a través de la web https://eucrante.org/proyectos/marcaje-satelital-tortuga-boba/intemares-andalucia.
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