Acaban de estrenar en RTVE Play ‘Malaya. Operación secreta’. Una magnífica serie documental sobre uno de los episodios más vergonzosos de nuestra democracia.
El término malaya hace alusión a la gota malaya: una tortura que obtenía las confesiones de los presos más duros y que consistía en hacer caer una gota de agua sobre la frente de forma continua, la cual provocaba la imposibilidad de dormir, además de daños en la piel y sed -pese al agua-, algo que terminaba con la muerte del reo si la tortura perduraba. Como sabemos el agua puede horadar hasta la roca más dura, de ahí el nombre del caso Malaya, la mayor operación policial contra la corrupción política y urbanística jamás desarrollada en España, ocurrida desgraciadamente en nuestra ciudad y que tenía como principal implicado a Juan Antonio Roca; el alcalde a la sombra y cerebro de toda esa trama.
Curiosamente en nuestro país el término de la gota malaya se ha utilizado profusamente hasta formar parte de nuestro léxico, pese a su incorrección ya que se ha confundido erróneamente la tortura o gota china con la bota malaya, otro sistema de tortura parecido a la bota española que estrujaba el pie y el tobillo del prisionero. Aunque el uso de la expresión de gota malaya ya la utilizaba Felipe González para referirse a Maragall y sus peticiones reiteradas de financiación de los Juegos Olímpicos de Barcelona, este término se hizo más popular a raíz del caso Malaya, un episodio bochornoso que a los que somos de Marbella nos duele especialmente, sobre todo a esa gente honesta que luchó y denunció lo que estaba ocurriendo.
Una ciudadanía que pese a no votar a Gil y sufrir sus tropelías sí que fue la que padeció la tortura china de convivir con esa corrupción que, como una gota de agua continua, no paró de corromper la estructura del ayuntamiento, los juzgados y a la propia sociedad de Marbella que, en connivencia con esta banda criminal, lo permitió, incluso manifestándose contra los jueces que luchaban para acabar con esta lacra.
Fue una época de frustración para muchos ciudadanos y ciudadanas que asistían impávidos e impotentes a la impunidad de una banda criminal que había tomado la ciudad de forma institucional, con la aquiescencia del poder y que pese a lo ocurrido tras el proceso del caso Malaya, percibían que la necesaria regeneración democrática no terminaba de llegar. Nuestra ciudad ha vivido en los últimos veinte años el encarcelamiento de tres de sus alcaldes, la disolución del ayuntamiento, dos mociones de censura más que censurables y gravísimos escándalos de corrupción política y de sospechosos lazos con el crimen organizado de alcaldes y concejales. Todavía hoy se siguen celebrando juicios contra el gilismo y sus graves daños económicos y sociales siguen perjudicando a los hijos y nietos de aquella generación, herederos a su pesar de una ciudad con un déficit brutal de los equipamientos e infraestructuras que una ciudad de la talla de Marbella debería tener a la altura de su marca, pero antes que nada para el bienestar de sus vecinos.
Dicen que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Yo ya no estoy tan seguro de esto, aunque recomiendo a todos los que me leéis y que sois ciudadanos críticos que veáis este documental para que no olvidemos lo que sucedió aquí. Un documental contado por unos servidores públicos que lideraron aquella investigación histórica y por otros protagonistas que lo vivieron en primera persona, algunos de ellos buenos amigos y ciudadanos ejemplares.
Puedes ver la serie documental en:
https://www.rtve.es/play/videos/malaya-operacion-secreta/
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