En el invierno de 1998 se cometió una de las tropelías urbanísticas más sangrantes que ha sufrido un yacimiento milenario en nuestro municipio. En febrero de ese año la construcción de la urbanización Río Real Playa sacó a la luz todo tipo de restos fenicios. La voz de alarma la dio el profesor Alfonso Sánchez Mairena, de la asociación Cilniana, al encontrar trozos cerámicos de origen fenicio en las escombreras removidas por las excavadoras. En el artículo Yacimiento fenicio en Río Real del número 11 de la revista Cilniana, Sánchez Mairena explica que “lo pusimos en conocimiento de la Junta de Andalucía y de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento. A raíz de nuestra denuncia la Junta decidió realizar una excavación arqueológica de emergencia”. Sin embargo, en los ocho días que se tardó en concretar la actuación de los arqueólogos, las máquinas siguieron funcionando sobre el entorno y “el 95% del yacimiento se perdió, así como una gran oportunidad de recuperar nuestro pasado”, explica Sánchez Mairena.

En un giro de los acontecimientos, los denunciadores de esta destrucción masiva del patrimonio se convirtieron en casi denunciados por parte de la Junta de Andalucía. El entonces presidente de Cilniana, el historiador Francisco Moreno, recuerda que “denunciamos la destrucción del yacimiento a la Delegación Provincial de Cultura de la Junta y al Ayuntamiento, pero no nos hicieron caso y tardaron más de ocho días en actuar. Nuestra sorpresa fue que, unas semanas después, en Cilniana recibimos una carta amenazante de la Junta de Andalucía acusándonos de ¡Un posible expolio! al haber hecho una prospección arqueológica de superficie sin permiso, es decir, que Alfonso por descubrir esas piezas de cerámica en el desmonte de la excavadora estaba cometiendo un supuesto delito de expolio. Creo recordar que amenazaron a Cilniana con una multa de 60.000 euros pero que nos la perdonaban. Era una situación grotesca, nosotros luchando por salvar de su destrucción un yacimiento fenicio y la Junta acusándonos a nosotros y sin cumplir con sus obligaciones”.

Construcción de la urbanización encima de la factoría. Foto: revista Cilniana.

El actual presidente de Cilniana, Javier Soto, aún mantiene frescos los recuerdos de este episodio tan surrealista: “la Junta de Andalucía nos quiso denunciar por expoliadores a quienes habíamos dado la voz de alarma y salvado una pequeña cantidad de restos cerámicos”. Soto recuerda que también salieron a la luz diversas piletas de salazón, en la ribera oriental del Río Real, “que también fueron totalmente destruidas”.

La historia de la destrucción del yacimiento fenicio acumuló otro episodio grotesco cuando los arqueólogos contratados por la Junta finalmente se pusieron manos a la obra a estudiar sobre el terreno los restos que quedaban. Según recuerdan miembros de Cilniana, lo poco que fue saliendo a la luz fue almacenado en una caseta cercana para su posterior estudio. Hasta que una mañana encontraron la puerta de la caseta forzada y los restos robados.

UNA FACTORIA FENICIA PARA COMERCIAR CON LOS ÍBEROS

Al final, las piezas recuperadas por los miembros de Cilniana han sido esenciales para poder conocer un poco de la historia de este yacimiento. El estudio Los hallazgos fenicios procedentes de la torre de Río Real (Marbella), elaborado por los profesores Juan Antonio Martín Ruiz y Alejandro Pérez-Malumbres Landa, analiza los restos arqueológicos supervivientes que fueron recopilados por miembros de la asociación Cilniana. Entre las 47 piezas recuperadas se encontraron platos, cuencos, ánforas y lucernas hechos a torno o a mano y, principalmente, de coloro rojo y ocre. Según se desprende del estudio de Martín Ruiz y Pérez Malumbres, algunas piezas son claramente de origen fenicio y otras son netamente indígenas de origen íbero.

El problema de la destrucción del yacimiento es que las piezas supervivientes no pueden contextualizarse, por tanto, su datación cronológica es complicada y debe basarse en el estudio de otros yacimientos similares a este de Río Real. Los dos autores del estudio manejan una horquilla temporal que abarca del siglo VII al siglo V antes de Cristo.

Restos cerámicos hallados en el yacimiento. Foto: revista Cilniana.

El profesor Sánchez Mairena considera que las estructuras encontradas corresponden a una factoría fenicia vinculada con el yacimiento íbero de Cerro Torrón, un par de kilómetros río arriba y en el que se han encontrado también restos fenicios.  “Los fenicios lo utilizarían como una escala comercial en sus viajes, con factores encargados de comerciar con los indígenas íberos”, señala Sánchez Mairena que remarca que muy cerca de Cerro Torrón se encuentran las minas de hierro de El Peñoncillo, un material muy atractivo con el que comerciar. En su artículo de la revista 11 de Cilniana el profesor recuerda que los fenicios contaban con factorías en diversos lugares estratégicos desde Málaga a Cádiz a través de los cuales comerciaban con las tribus indígenas.

Martín Ruiz y Pérez Malumbres también remarcan la importancia de la factoría fenicia y su relación con la fortaleza de Cerro Torrón y las minas de hierro del Peñoncillo y se han encontrado en él cerámicas de origen fenicio, griego e íbero. La evidente conexión entre la fortaleza íbera y la factoría fenicia a través de Río Real parece ser prueba suficiente para que los expertos apunten a una intensa relación comercial entre los indígenas y los comerciantes fenicios.

UN YACIMIENTO DESTRUIDO Y UNA OPORTUNIDAD PERDIDA

Una de las personas que mejor conoce el yacimiento fenicio es el arqueólogo Pedro Sánchez Bandera, que estuvo trabajando a pie de campo en el estudio arqueológico cuando la Junta de Andalucía por fin paralizó las obras. La promotora tuvo que contratar a la empresa Arqueosur y Sánchez Bandera, junto a Alberto Cumpián y Antonio Soto Iborra, comprobaron lo mucho que se había destruido todo el paraje. “Ya no era posible delimitar todo el yacimiento debido a la destrucción que había sufrido. Para nosotros fue como hacer una operación quirúrgica en mitad de un bombardeo debido a la presión continua que recibimos por parte de la empresa promotora, que quería que acabáramos cuanto antes porque había vendido las casas y debía cumplir con los plazos de la obra”.

Estancias encontradas de la factoría. Foto: revista Cilniana.
Zona entre edificios donde se ubicaba parte del yacimiento. Foto: revista Cilniana.

Para Pedro Sánchez Bandera, si se hubiera podido recuperar toda la factoría fenicia, “hubiera sido un hallazgo tremendo, de una entidad muy grande que hubiera servido para conocer en profundidad el contexto de la colonización fenicia en las costas malagueñas. Fue una oportunidad perdida”. A pesar de la destrucción, los arqueólogos de Arqueosur pudieron sacar interesantes conclusiones sobre el yacimiento. “El paraje estuvo habitado desde el siglo VIII antes de Cristo. Encontramos también restos de la época de la República Romana (en la zona de la actual piscina hallaron un basurero romano con restos de anzuelos, agujas de coser, redes, etc.). También confirmamos la presencia de una torre almenara de origen musulmán previa a la actual de la época cristiana, con lo que podemos hablar casi con seguridad de que la zona estuvo habitada más de dos mil años”, concluye Pedro Sánchez Bandera.   

Otro elemento a tener en cuenta es la posible existencia de una necrópolis fenicia muy cerca, en la cercana playa de los Monteros, donde se encontró una vasija funeraria de origen fenicio. De hecho,  Sánchez Bandera reflexiona sobre la segura existencia de un cementerio en la zona oriental de Río Real que aún no ha sido encontrado, “cuando terminamos nuestro trabajo en el yacimiento en 1998 propusimos un área de cautela arqueológica en ambas orillas del río por la posible existencia de la necrópolis”. Quizás algún día aparezca.

Estado actual del yacimiento en el jardín comunitario de la urbanización.

La urbanización Río Real Playa tiene la peculiaridad de contar en su jardín comunitario con la atracción de unos restos fenicios milenarios para uso y disfrute de sus propietarios. Un lujazo que se cimienta sobre una parte de nuestro pasado que jamás podrá ser recuperada. Fue una oportunidad perdida, por la desidia de los responsables públicos encargados de velar por nuestro patrimonio y por promotores que buscaron el beneficio cortoplacista.

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