Se cumplen diez años de la noche del jueves 30 de agosto de 2012 en que llovió ceniza en Marbella y gran parte de la Costa del Sol. Ese día por la tard, un trabajador de una finca ubicada en el paraje de Barranco Blanco no tuvo mejor idea que, tras unos trabajos de desbroce, quemar los restos de la poda y abandonar el sitio sin asegurarse de que estaba correctamente apagada la hoguera. Las condiciones meteorológicas eran de 37.6 grados, la humedad del 18% y pronto se levantó un viento de terral de hasta 35 kilómetros por hora. El resultado fue el previsible: en cuestión de minutos se formó un río de fuego que empezó a desplazarse en dos frentes hacia el Oeste.
El entonces alcalde de Ojén, José Antonio Gómez, recuerda perfectamente el momento en que recibió el primer aviso que recibió del incendio. “Estaba esa tarde en casa cuando me llamaron avisándome de que había un incendio en Coín. Inmediatamente me fui en mi moto a La Mairena y pude comprobar que el fuego estaba muy lejos, así que volví a casa pensando que no afectaría a Ojén”, explica el regidor ojeneto.
Gómez se fue a la ducha tranquilamente y, media hora después recibe una segunda llamada avisando que el fuego está casi sobre La Mairena. “Avisé a un policía local y yo, con el concejal Juan Merino, me desplacé hacia La Mairena con un todo terreno. Recuerdo que el policía local pudo pasar heroicamente entre el fuego que ya rodeaba La Mairena y pudo agrupar a los vecinos de la zona en la plaza Alemania, un espacio más o menos abierto alejado de los árboles”, recuerda el alcalde de Ojén. Él decidió retroceder hacia el pueblo por carriles para ir avisando a los vecinos de las fincas de que desalojaran por el peligro del incendio.
Poco después de la medianoche, Gómez recibió la llamada del entonces delegado de Medio Ambiente Javier Carnero emplazando al desalojo de todo el pueblo de Ojén por el riesgo que suponía el humo y las llamas. Los desplazados fueron alojados en Marbella y Monda. “Reuní a un grupo de voluntarios y se situaron en varios lugares estratégicos para que avisaran de la llegada de las llamas a las casas para poder actuar si hiciera falta”, rememora el regidor.
Con la llegada del día se incorporó a la lucha contra las llamas el sargento José Manuel “Chiqui” López, de los Bomberos de Marbella. Este veterano recuerda la intensidad del viento de Levante y cómo las rachas cambiantes obligaban a él y sus compañeros a ir de un lado para otro para atajar las llamas. “Teníamos que ir de Elviria a la Reserva de Marbella, de allí a El Rosario y de vuelta a la zona de Cabopino, siguiendo a las llamas”, recuerda Chiqui.
El viento y el calor generado por las llamas era tan intenso, “que el fuego saltaba por encima nuestra a las casas que teníamos detrás y nos obligaba a movernos para no quedar atrapados. De hecho, hubo un momento en que tuvimos que tirarnos al suelo, con la boca pegada al asfalto para respirar mientras las llamas nos pasaban por encima. Fue un momento de verdadero miedo”.
El alcalde de Ojén también recuerda que, la primera noche, mientras se dirigía de La Mairena a Ojén por carriles, “las pavesas incandescentes adelantaban al coche, era algo increíble”.
En esas intensas horas de trabajo a destajo, al sargento López se le quedó grabado un detalle especialmente llamativo: “estábamos tratando de proteger las casas en La Mairena y podías ver los ríos de aluminio de los motores fundidos por el fuego de los coches de alta gama que había allí. Era como un arroyo plateado bajando por las casas”.
El momento culminante del incendio llegó cuando las llamas se aproximaron a Ojén. “Nos dieron el aviso para desplazarnos a Ojén y todos los efectivos de Bomberos de Marbella, Infoca, Consorcio Provincial, etc., nos concentramos en salvar al pueblo y evitar que las llamas cruzaran la carretera de Juanar. Lo logramos. Si no, el fuego hubiera quemado, sin duda, tanto el pueblo como toda Sierra Blanca”, recuerda Chiqui.
El alcalde de Ojén coincide con el sargento de bomberos de Marbella en que la actuación de todos los efectivos anti incendio fue esencial para evitar “que se quemara el paraje de Juanar y toda la Sierra Blanca. Esos dos días se jugaron la vida para evitar una catástrofe aún mayor”.
REFORESTACIÓN
Han pasado diez años del incendio de Barranco Blanco y el proceso de regeneración natural de las hectáreas quemadas ha sido espectacular. La Naturaleza ha hecho su trabajo: plantones de pinos pueblan de nuevo los parajes quemados, los alcornoques lucen de nuevo frondosos en su gran mayoría (ha sobrevivido un porcentaje muy alto debido a que el corcho las protegió del fuego) y las jaras, aulagas y otras plantas arbustivas cubren las colinas afectadas.
Para Chiqui el bombero de Marbella la razón de la espectacular regeneración es sencilla: “las llamas pasaron tan rápido que no pudieron quemar hasta la muerte a los pinos, encinas, alcornoques y otros árboles”.
José Antonio Gómez pone el acento en el poco éxito de los intentos de repoblación llevados a cabo por el hombre. “Desde Ojén llevamos a cabo varias jornadas de reforestación que, debo decirlo, han tenido muy poco éxito: el 99% de los plantones murieron. La Naturaleza en el ecosistema mediterráneo, si se la deja actuar, demuestra una increíble capacidad de regeneración. Al final, las jornadas de reforestación que llevamos a cabo sirven más bien para concienciar de la necesidad de conservar nuestro entorno natural”, concluye el alcalde de Ojén.
JUICIO AL CULPABLE
El balance del incendio fue desolador. Murió una persona y cinco más resultaron heridas de gravedad. Se quemaron en tres días 8.400 hectáreas y hubo que evacuar a un total de más de 6.500 personas. Ardieron unas doscientas viviendas y las pérdidas por el fuego se estimaron en más de 3.3 millones de euros. Más de 1.100 efectivos terrestres y 31 medios aéreos participaron en las labores de extinción del incendio de Barranco Blanco.
Lo más increíble de toda esta desgracia es que el culpable del incendio, el imprudente trabajador que encendió una hoguera con restos de poda en el mes de agosto, sigue a la espera de condena diez años después. Según explicó durante el pasado incendio de Sierra Bermeja Fernando Germán Benítez, fiscal delegado de Medio Ambiente en la Fiscalía Provincial de Málaga, aún no hay señalado juicio.
“Un procedimiento como el de Barranco Blanco excede la capacidad de gestión de cualquier juzgado pero más el de un juzgado pequeño. El de Coín no tenía capacidad suficiente para tramitar un procedimiento como este en el que se sucedieron más de 500 afectados. Además muchos de los afectados eran extranjeros. Estamos pendientes de que se señale un juicio de un hecho que ocurrió el 30 de agosto de 2012. Es triste pero es así, en asuntos como este la justicia suele ser mucho más lenta”, lamenta el fiscal. Ahora será la Audiencia Provincial la que tenga que juzgar el caso, tras la falta de medios del juzgado de Coín.
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