Marbella cuenta con diversos iconos que son símbolos representativos de nuestra ciudad. Como la Concha a nivel medioambiental, la Torre del Cable como icono de nuestro espectacular pasado minero o la estatua de la Venus como símbolo e imagen del turismo de masas que comenzó a afluir a la ciudad a partir de los años setenta. El prestigioso escultor granadino Francisco López Burgos fue el creador de este icono, diseñando además la fuente donde se situó la escultura y hasta la manera en que fluía el agua para simular la estela del esquí acuático.
Casi 20 años pasó la escultura presidiendo las playas de Marbella. Tras la incomprensible destrucción de los espigones transitables en 1991, la Venus estuvo un tiempo abandonada en una nave del polígono industrial hasta que se ubicó en la Glorieta de la Fontanilla, donde está actualmente, aunque ya por poco tiempo.
Porque este verano, de nuevo, la estatua de la Venus volverá a correr su eterna ola en un espigón de Marbella, así lo han asegurado fuentes municipales a este periódico. En breve saldrá a licitación la ejecución del proyecto que ubicará de nuevo a este símbolo turístico de la ciudad junto al mar. La Venus se situará en el espigón redondo del Faro, frente a la bocana del Puerto Deportivo y la obra en concreto supondrá la construcción de una fuente de base elíptica con terminación superior circular realizada con hormigón y recubierta en la parte alta de microcemento coloreado y lateralmente con arenisca natural.
En el interior de la fuente habrá un motor que recogerá el agua del mar, la filtrará y creará la ola sobre la que esquiará la Venus. El motor se alimentará con la energía proveniente de placas solares adosadas a la estructura de la fuente. También contará con un sistema de iluminación. En total el presupuesto de ejecución de la obra asciende a 57.908 euros y tiene un plazo de un mes y medio una vez esté licitado.
EL ICONO DE LA MARBELLA TURÍSTICA
Mucho le debe la Marbella turística al escultor Francisco López Burgos. Cuenta Miriam López-Burgos del Barrio, hija del creador de la Venus de Marbella, que «en los años 60 mis padres tenían casa en Fuengirola, aunque solían ir a divertirse a las discotecas que entonces había en Marbella. Mi padre conocía al entonces alcalde Francisco Cantos y en esas ocasiones surgió la idea de hacer la estatua de la Venus como símbolo de Marbella igual que la Sirenita era el icono de Copenhague”.
El 18 de julio de 1971 se inauguraron los espigones transitables que transformaron y enriquecieron las playas del casco urbano de Marbella. Pero faltaba la guinda que coronara esta espectacular obra de ingeniería. Por eso, como se relata en el libro Francisco López Burgos. Escultor., “López Burgos tuvo la idea de representar la figura de una mujer desnuda sobre un mono-esquí de tres metros de altura, en bronce, e hizo el boceto y el alcalde le encargó definitivamente la obra. La escultura la realizó López Burgos en su estudio de Granada en un tiempo de tres meses”.
Según explica su hija Miriam, el escultor granadino supervisó el diseño y la construcción del conjunto formado por la fuente iluminada y la escultura. “Recuerdo que hizo una reproducción en cartón de la Venus y yo la sostenía en el espigón mientras él se iba a la playa a ver cuál era el perfil ideal para ser mejor vista desde la playa y el paseo marítimo”, relata la hija de López Burgos.
Por fin, tras dos meses de trabajo, el 22 de julio de 1972 el conjunto fuente-estatua de la Venus quedó ubicada en el espigón, donde estaría casi 20 años hasta que fue derribada junto a la mayoría de los espigones transitables por orden del Gobierno de entonces.
Como se explica en el libro Francisco López Burgos. Escultor., «está construida en hormigón 295 armado y abujarrado en su color. Tiene una superficie de 130 metros cuadrados y una capacidad de embalse de agua de 50 metros cúbicos. Se han empleado en su construcción siete mil kilos de hierro y un volumen de hormigón de 230 metros cúbicos. La altura de la fuente es de 2,15 metros sobre el nivel del espigón que la sustenta y de 4,80 metros sobre el nivel del mar, más la altura de la Venus. Es de forma arriñonada con un estanque central y rebosaderos en forma de cascada o canales de recogida con salida de aguas por una rampa en su parte posterior que, mediante una lámina de agua, une las aguas de la fuente con las aguas del mar. El agua empleada es la del Mediterráneo, elevada mediante una bombona sumergible de siete CV de potencia, que eleva 1.200 litros de agua al minuto. En el interior del estanque va instalada otra bombona de pequeño caudal y gran presión, con la que se consiguen la estela y surco, que produce la realidad de un esquí al deslizarse sobre el agua, como únicos surtidores vistos».
La iluminación del conjunto fuente – escultura se consiguió por medio de 40 reflectores construidos en latón marino, con una potencia total de 12.000 vatios. Dirigió toda la operación el escultor López Burgos, junto a técnicos del Ayuntamiento de Marbella, entre los que hay que destacar al aparejador Jesús Urrutia López y al perito industrial Manuel García Santiago. El constructor fue Alfonso Gómez Vidal y la iluminación corrió a cargo de José Fernández e Hijos.
EL MEJOR ESCULTOR PARA LA VENUS
Francisco López Burgos se ahorró el tener que ver cómo derribaban a la Venus del magnífico pedestal que él mismo había diseñado cuando en 1991 las excavadoras destruyeron los espigones transitables. “Mi padre ya se había sumergiendo por ese entonces en su propio mundo, del que ya no saldría hasta su muerte”, explica Miriam.
López Burgos tenía un gran mundo en el que refugiarse, no en vano fue uno de los escultores más importantes de su tiempo a nivel nacional. Participó en varias Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en la Bienal Hispano Americana, en diversas salas de exposiciones de a nivel nacional y también en Estados Unidos y un largo etc. Fue además miembro de la Real Academia de Bellas Artes y sus creaciones pueden verse en Granada, Almería, Málaga, Quito (Ecuador), Phoenix (Arizona, EE.UU.) Vancouver (Canadá), Bagdad (Irak), Matsuyama (Japón), etc. En Marbella, además de la Venus, existen otras dos creaciones suyas: la Niña del Columpio, que fue Premio Nacional de Escultura, y un busto del periodista Víctor de la Serna.
Su hija Miriam recuerda a su padre como “hombre con un gran magnetismo y atractivo, muy creativo, sociable y simpático al que le gustaba mucho trasnochar. Su dedicación a la escultura fue total, fue su ideología y su pasión. Hizo siempre lo que quiso y antepuso su libertad de criterio y de actuación a cualquier otro condicionamiento. Su propia vida fue la vida de un hombre libre”.
Miriam lleva 20 años esperando a que la Venus salga de su actual emplazamiento en la Glorieta de la Fontanilla y vuelva a estar en un espigón de Marbella para que, en unos meses, los veraneantes y marbellíes puedan verla correr de nuevo la ola en su mono-esquí. Así recuperará el lugar que le corresponde, junto al mar, como el símbolo de la Marbella turística.
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