Los Archivos olvidados de los Domínguez: un tesoro documental para la historia de Marbella

La historia de Marbella está llena de huecos y vacíos debido a la falta de documentación y archivos históricos. La invasión napoleónica fue un desastre no solo humano y material: las tropas de caballería francesas utilizaron los legajos del archivo municipal como combustible para calentar a sus caballos. Poco más de 20 años después, en 1836, la amenazante proximidad a Marbella de una columna del ejército carlista provocó el precipitado traslado de los archivos de la ciudad a un barco y, como recuerda el archivero municipal, ya jubilado, Francisco de Asís López, “se hizo de mala manera y el agua del mar dañó parte de los papeles”. Otra parte del archivo de la ciudad fue quemado cuando en 1909 la ciudad se alborotó con el conocido como Motín de las Mujeres. En 1936 la quema de la iglesia de la Encarnación en el contexto de la Guerra Civil significó la pérdida del importante archivo parroquial. Finalmente, la pérdida del archivo del Hospital Bazán, expoliado y dispersado a los cuatro vientos por pura dejadez y negligencia, supuso el último capítulo de la debacle a la que parece que está destinada la historia escrita de Marbella.

Sin embargo, contra todo pronóstico hay esperanza. Existe en el Archivo Histórico del Obispado de Málaga un auténtico tesoro escrito vinculado a Marbella que acaba de salir a la luz: el archivo de la familia Domínguez, la estirpe más poderosa de nuestra ciudad durante cientos de años. En total son 1.446 legajos, cada uno con entre 30 y 100 páginas, datados en los siglos XV, XVI, XVII, XVIII y XIX: decenas de miles de escritos relacionados con las actividades de los Domínguez en Marbella, con algunos documentos tan antiguos que han podido ser datados a inicios del siglo XV, antes de la ocupación de la ciudad por el ejército de Fernando el Católico. Un auténtico tesoro que puede ayudar a un mejor conocimiento de la historia de Marbella de la mano de su familia más noble y poderosa.

Quien mejor conoce estos archivos es Antonio Romero Domínguez, historiador, escritor y, precisamente, descendiente de esta insigne familia marbellí. También es quien más ha estado haciendo por estudiarlos: junto a Trinidad García Herrera, archivera de la Agrupación de Cofradías de Málaga, ha estado cuatro años analizando las decenas de cajas en las que estaban los legajos de los Domínguez, y otras muchas del antiguo Hospital de Santo Tomás de Málaga.

Para Antonio Romero, la importancia del archivo de la familia Domínguez es fundamental para conocer mejor la historia de Marbella: “son documentos muy importantes para la historia de Marbella. Hay información inédita y muy destacada sobre los últimos 500 años de la historia de la ciudad”.

Este investigador y escritor ha explicado a este periódico que hace casi cuatro años, cuando comenzaron a estudiar el archivo de la familia Domínguez, se pusieron en contacto con el Ayuntamiento de Marbella. “Le trasladamos la existencia del archivo y que el Obispado estaba dispuesto a abrir las puertas y permitir que el Consistorio digitalizara todos los documentos a cambio de que, cuando terminaran, dejaran las máquinas en el Obispado para que pudieran ser utilizadas en la digitalización de otros archivos históricos. Nunca recibimos respuesta a este ofrecimiento por parte del Ayuntamiento”, explica Antonio Romero. Por tanto, por el precio irrisorio de una máquina para digitalizar se perdió la oportunidad de que el archivo de los Domínguez estuviera ya en manos del Ayuntamiento de Marbella.

Según ha podido confirmar a este periódico fuentes municipales solventes, el ofrecimiento que hizo el Obispado fue ignorado porque la propia Concejalía de Cultura lo desconocía debido a que la competencia del Archivo Municipal lleva tiempo en manos de la Secretaría de Alcaldía, “ya que había un vicesecretario aficionado a la historia y maniobró para que todo lo relacionado con los archivos estuviera en sus manos. Por eso en Cultura nunca supieron del ofrecimiento del Obispado respecto al archivo de la familia Domínguez”.

¿QUÉ CONTIENE EL ARCHIVO DE LA FAMILIA DOMÍNGUEZ?

De entre los más de 1.000 legajos analizados, hay papeles que tratan sobre las numerosas propiedades que poseían los Domínguez en Marbella, Belmonte, Istán, Estepona, Málaga, etc. Existen escrituras de testamentos, censos, aguas, dotes, arrendamientos, genealogía, etc, del siglo XV y XVI.

En este archivo se encuentran pleitos, privilegios, información del Santo Oficio en Marbella, deslindes, censos, méritos militares de los Domínguez, ejecutoria de hidalguía, etc., del siglo XVII.

Los legajos arrojan luz sobre la Cofradía de la Soledad, el título de la Orden de Calatrava de los Domínguez, Limpieza de Sangre, la mina y fábrica de lápiz plomo, la Inquisición, la caña de azúcar en Marbella, etc., en el siglo XVIII.

También se encuentran papeles relacionados con la venta de pinos a la fábrica de siderurgia de la Concepción, la fábrica de cobre, la mina de plomo de Los Desemparados, testamentos, deslindes o información sobre el Mayorazgo de los Domínguez, etc, en el siglo XIX.

Finalmente, del siglo XX, el archivo de los Domínguez contiene información sobre el Hospital Bazán, el Cortijo de las Albarizas, Cantarranas, etc.

Según explica Antonio Romero Domínguez, “el documento más antiguo es una escritura de mayorazgo de 1403 del caballero Francisco Figueroa, un antepasado de los Domínguez”. También hay una caja completa sobre la relación de los Domínguez y el Agua, legajos sobre los molinos de Río Real y Guadalpín, sobre los servicios prestados por la familia Domínguez a la ciudad de Marbella durante décadas, planos de la desaparecida ermita de los Remedios y un larguísimo etc.

En definitiva, este archivo es una auténtica mina de oro informativa y documental que, en manos de investigadores e historiadores, servirá para ayudar a conocer mejor cómo era la vida en Marbella en los últimos 500 años.

LA FAMILIA DOMÍNGUEZ, UNA ESTIRPE NOBLE CON UN PATRIMONIO ESPECTACULAR

La familia Domínguez fue durante siglos la principal estirpe de Marbella. A inicios del siglo XVII, reinando Felipe III, Melchor Domínguez compró el título de Gobernador de Marbella y Regidor Perpetuo por la suma de 1.200 ducados. En su casa solariega, la Casa del Gobernador en el Castillo, sí esa en la quieren construir una promoción de pisos de lujo, estuvo en 1624 alojado Felipe IV. Tan bueno fue el trato que el monarca recibió por parte de Melchor Domínguez, que el rey le regaló cinco impresionantes cuadros de la familia real.

Antonio Romero Domínguez, descendiente de esta familia, recuerda que esos cinco cuadros ocuparon muchos años el salón principal de los Domínguez, “hasta que un hermano de mi abuelo Miguel se apropió de uno de los cuadros y lo vendió en Madrid”.

A Melchor Domínguez le sucedió el capitán Tomás Domínguez de Calatrava, un personaje de leyenda cuya intensa vida puedes conocer en este reportaje: Tomás Domínguez de Calatrava, el Capitán Alatriste de Marbella. El hijo de este capitán, Tomás Domínguez Godoy fue quien compró en 1706 el terreno y edificó una casa de campo donde actualmente se encuentra el cortijo Miraflores. Según relata Antonio Romero, “gastó 30.000 ducados en la casa de campo y en los dos trapiches de azúcar, el de la Inquisición (Trapiche del Prado) y el de Miraflores”. Además, participó, como su padre, en innumerables combates, tomando parte en el asedio de Gibraltar de 1704 y en batallas por todo el litoral malagueño contra piratas ingleses y berberiscos. 

Sus descendientes ocuparon altos cargos en la gestión de Marbella a nivel político y empresarial durante siglos. Uno de ellos, el general José López Domínguez, que nació en la Casa del Gobernador, llegó a presidir el Consejo de Ministros de España hace poco más de cien años, siendo el marbellí de nacimiento que ha ocupado el cargo más alto posible en el gobierno de España. 

El Mayorazgo de los Domínguez llegó a contar con más de 150 propiedades repartidas por Marbella, Istán, Belmonte, La Puente de don Gonzalo, Málaga y otros municipios. Sin embargo, en el siglo XIX, por ley, quedaron abolidos los Mayorazgos y el vasto patrimonio de esta familia marbellí se diluyó en un par de generaciones.

El abuelo de Antonio Romero, Miguel Domínguez Salcedo, vendió a principios del siglo XX la Casa del Gobernador al empresario de la electricidad Augusto Taillefer y, al corresponderle en una herencia el patronazgo del Hospital de Santo Tomás en Málaga se llevó a ese lugar el valiosísimo archivo documental de la familia, los cuadros regalados por Felipe IV así como la placa en la que se reconocía el paso de Felipe IV por la Casa del Gobernador.

“Posteriormente, mi abuelo legó en su testamento el archivo, los cuadros de Felipe IV y su familia, y la placa al hospital de Santo Tomás”, relata Antonio Romero.

El viaje de los archivos de los Domínguez continuó cuando el hospital de Santo Tomás fue alquilado en 2014 por el Obispado de Málaga a un grupo inversor israelí que quería hacer una residencia de estudiantes. Los legajos se fueron a la torre de la catedral y, hace unos años, culminaron su periplo amontonados en una amplia sala del Palacio del Obispado donde han sido clasificados pacientemente durante cuatro años por Antonio Romero Domínguez y Trinidad García Herrera.

Las decenas de miles de páginas del archivo de los Domínguez suponen una oportunidad para la historia de Marbella: podrán ser estudiadas por historiadores e investigadores y, de este modo, servirán para llenar muchos huecos en nuestro ajado pasado. El destino de esta colección de legajos debe estar en Marbella. Y en este punto, es al Ayuntamiento al que le han puesto en bandeja de plata la posibilidad de recuperar este tesoro archivístico inédito. ¿Aprovechará la oportunidad?