Unos habitantes foráneos de la Zagaleta están invadiendo las urbanizaciones, campos de golf y montañas aledañas a este complejo de lujo de Benahavís. No tienen Bentleys ni cuentas bancarias en Suiza. De hecho, van a cuatro patas y lucen hermosos cuernos en la cabeza: son los descendientes del antiguo coto de caza de La Zagaleta, ciervos, gamos y muflones venidos de Centroeuropa, que están escapando de esta urbanización y colonizando muchos kilómetros a la redonda. Van camino de provocar un impacto en sus relaciones con los humanos, con otras especies cinegéticas autóctonas y con el entorno urbano y natural que están ocupando a marchas forzadas.
Han pasado 30 años desde que la Junta de Andalucía cerrara el antiguo coto de caza que en su día el traficante de armas Adnan Khashoggi instaurara en el sitio donde ahora se yergue la urbanización de La Zagaleta. No eran compatibles las actividades cinegéticas en un suelo urbanizable. Por tanto, el coto cerró pero los animales, ciervos, muflones y gamos traídos de Centroeuropa, se quedaron. En estas tres décadas no han parado de reproducirse, aumentando su población hasta superar los límites de la cerca que rodea La Zagaleta.
El Periódico de Marbella ha hablado con dos de los mejores conocedores de este fenómeno expansivo: Jesús Duarte, Doctor en Biología, y Diego Zumaquero, ingeniero agrónomo, que han elaborado un informe, Expansión del ciervo en un entorno urbano de la Costa del Sol, junto a Pablo J. Rubio, Daniel Gómez y Miguel Ángel Farfán. Este estudio demuestra que la población de ciervos escapada de La Zagaleta no para de crecer y de expandirse, “ocupando ya zonas de Estepona hacia el Oeste y parte de la Sierra de las Nieves hacia el Este y el Norte”, explica Duarte.
Estos expertos del medio ambiente cuadricularon una zona de 10 kilómetros de radio con La Zagaleta como núcleo fuente. Limpiaron de excrementos las parcelas en que dividieron el terreno a muestrear y luego las dejaron expuestas 60 días antes de volver para contar las defecaciones, con lo cual pudieron establecer una densidad de entre 20 y 30 ciervos por kilómetro cuadrado. Cifra que consideran que no parará de crecer en el futuro.
“Desde hace años están saliendo fuera, colonizando muchos kilómetros hacia el Oeste, ya en el término municipal de Estepona”, explica Duarte, que aclara que los venados han demostrado una gran querencia por un territorio donde abundan los diseminados urbanos, zonas de bosques y campos de golf. Este es un hábitat con muchos recursos naturales y artificiales, “y más aún si la gente les da de comer como si fueran una atracción”. Hacia el Este, donde se encuentra la Sierra de las Nieves, ha habido mucha menos colonización por un sencillo motivo: el furtivismo ha puesto abruptamente fin a la expansión de los venados “zagaleteños”.
¿Qué impacto puede provocar una expansión tan grande de venados fuera de La Zagaleta? Por un lado, futuros conflictos entre los venados y las personas, “ya que es un animal muy grande y si tienes un accidente de coche contra un ciervo, éste se te mete dentro del coche, no es como los jabalíes que acaban debajo del vehículo”, relata Zumaquero. También hay que tener en cuenta que en épocas de berrea el venado está muy nervioso y puede revolverse si alguien se acerca demasiado.
Este impacto se está notando, también, en el cambio de especies cinegéticas del coto municipal de Benahavís donde han pasado de cazar conejos o perdices a ciervos y otros ungulados. “Ahora mismo es facilísimo otear venados desde el mismo pueblo. Hay lugares concretos desde donde ves como se mueven los animales a su antojo en las estribaciones cercanas”, relata Zumaquero.
Habrá otro riesgo real cuando estos venados originarios de Centroeuropa lleguen a otros lugares en los que haya población de ciervos autóctonos. “Es muy posible que esto ya haya ocurrido. Hay venados autóctonos en la zona de Montejaque, Cortes de la Frontera y Grazalema y, si llegan a mezclarse con los originarios de La Zagaleta darán lugar a un híbrido y eso puede facilitar la trasmisión de enfermedades y el riesgo de introgresión genética”, aclara Jesús Duarte.
Sin duda, no se ha dado una solución a los descendientes de los animales que alimentaron las ansias cinegéticas de los ricos de La Zagaleta. Ahora pululan por donde buenamente pueden: entre campos de golf, bosquetes aislados y zonas de chalets y diseminados. Su presencia es muy frecuente en la carretera de Ronda, donde si te descuidas al volante puedes llevarte por delante un muflón o un ciervo. Además, actualmente muchos ejemplares alimentan el tejido del furtivismo que prolifera en el interior de la Costa del Sol. Este es un problema con muchas aristas que requiere una actuación por parte de las administraciones competentes.
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