Poco a poco diversos individuos están apropiándose de los mejores lugares de Marbella. No okupan villas de lujo ni áticos en primera línea de playa. Se han hecho dueños de algo mucho más valioso: las cañadas y los parajes naturales de Sierra Blanca. Algunos han restaurando lagares centenarios para su uso privado. Otros okupan minas históricas como la de La Campana. O han hecho rudimentarias chabolas encima de zonas de interés arqueológico milenario. Cada vez son más y poco están haciendo las administraciones públicas por impedirlo.
Actualmente, hay okupas en diversas cañadas y parajes de Sierra Blanca:
EN LOS MONJES
Esta espectacular cañada se ha convertido en el hogar de un okupa que ha montado un autentico campamento survivalista en un recóndito rincón de este valle del arroyo Guadalpín. Por encima de la ermita de Los Monjes, escondido entre la tupida vegetación, esta persona ha construido diversas estructuras de madera, llenando el paraje de utensilios, plásticos, zulos y habitáculos.
EN NAGÜELES
Hay un okupa en la mina de La Campana. En este paraje de la cañada de las Encinas existe una mina de plomo con decenas de metros de túneles excavados y un pozo de agua. Está situada en un magnífico mirador con vistas hacia el mar y la montaña. Y lleva años ocupada por un individuo que ahuyenta a los senderistas de malos modos utilizando la táctica de ir desnudo dando gritos.
Poco a poco, esta persona ha ido llenando la mina de muebles, sillones y todo tipo de objetos y las paredes de la mina están llenas de pintadas y basura.
Más abajo de esta mina, justo encima del horno de plomo de la Mina de Buenavista se sitúa la conocida como Casa del Ingeniero. En este punto vivía también un okupa desde hace años que lo había convertido en su hogar. Usaba el interior del horno como basurero hasta que técnicos de Medio Ambiente y voluntarios lo vaciaron de la basura acumulada. Actualmente, la Casa del Ingeniero está llena de restos rotos y basura acumulada en total estado de abandono.
EN LOS LLANOS DE CAPELLANÍA
En este paraje al norte del antiguo hotel Don Miguel (Club Med) existen varios asentamientos de okupas. El más sofisticado es el del centenario lagar de Don Manuel, que ha sido reconstruido por una persona que lo ha dotado de placas solares y antena parabólica y ha rodeado parte de su perímetro con una cerca improvisada.
Según el historiador y Doctor en Historia del Arte, Francisco Moreno, “son las ruinas del único lagar que se conserva en Marbella y llevaba décadas abandonado. Nunca nadie, hasta que llegó el okupa, ha hecho nada por conservarlo y rehabilitarlo. Durante años hemos pedido reiteradamente la protección de la zona del Olivar de Santillana, Pasera y Cerro del Trapiche porque guarda importantes vestigios arqueológicos de la Antigüedad, a lo que se sumaba los restos del lagar”.
Hacia el Sur y Oeste del lagar hay también un par de precarias construcciones en las que se han asentado varios okupas más. Han llenado todo de muebles y utensilios diversos.
EN PUERTO RICO
En este espectacular valle boscoso al norte del centro comercial La Cañada es un polo de atracción de okupas desde hace décadas.
Encima del tajo travertino, junto a las ruinas del cortijo de Puerto Rico Alto un okupa estuvo tiempo viviendo en un chamizo que se construyó discretamente en la planicie arbolada.
Justo entre el cortijo de Puerto Rico Bajo y la zona okupada por la ONG Mar Puro se ha asentado hace relativamente poco tiempo otro okupa muy cerca de unos antiguos panales de abeja.
Más abajo, entre Puerto Rico Bajo y el restaurante Cascada, estaban los dominios del autodenominado Marqués de Guaro. Este personaje estuvo muchos años viviendo en una casa que se ha construido, amedrentando a muchas de las personas que paseaban por Puerto Rico. Hace algo más de un año tuvo que ingresar en el hospital y desde la Delegación de Medio Ambiente de Marbella aprovecharon para desmantelar parte del tinglado que tenía construido, sacaron dos cubas llenas de basura y demolieron también el camino de acceso ilegal que el okupa se había construido.
Se da la circunstancia de que la casa del Marqués de Guaro se asienta junto al acueducto centenario por donde se llevaba el agua de Sierra Blanca a las fuentes de Marbella. De hecho, un espectacular puente y la acequia se conservan en razonable buen estado pero es difícil su visita porque la casa impide el acceso.
El Marqués de Guaro no ha vuelto, pero, a día de hoy, un ciudadano alemán de mejor talante ha okupado su casa, restaurando de forma provisional la estructura.
Hay que tener en cuenta que tanto el okupa de las colmenas como el nuevo Marqués del Guaro están situados en terreno municipal, con lo que el Ayuntamiento es la administración responsable de su expulsión.
Muy cerca de Puerto Rico, en una de las cañadas que vierten al Carril de la Vía, se ha asentado desde hace un par de años otro okupa en un zona algo cerrada de vegetación junto a un antiguo aprisco de ganado.
Sobre esta proliferación continua de okupas en Sierra Blanca, desde el colectivo Mujeres en las Veredas estiman que, en parte, “es consecuencia de la falta de vigilancia que existe en estas montañas. Si la Administración competente hiciera notar su presencia e impusiera sanciones y actuara contra quienes okupan el monte, seguramente se podría evitar que tantas personas estén llenando de basura y poniendo en peligro Sierra Blanca”.
Este periódico ha consultado con la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Málaga, la institución pública que vela por la seguridad y limpieza de Sierra Blanca, sobre si les consta la existencia de tantos habitantes en Sierra Blanca y si se está actuando para multarlos o, por lo menos, sacarlos de la sierra y la respuesta ha sido: “los Agentes de Medio Ambiente no tienen constancia de la existencia de personas viviendo en Sierra Blanca, solo les consta una persona en Puerto Rico Bajo y se trata de una parcela municipal”. Para la Junta no existen. Solo hace falta darse un paseo por los lugares antes mencionados para confirmar que son reales.
Cualquier ciudadano sabe que la montaña es un espacio delicado y protegido donde no se puede tirar basura. Donde no se puede acampar. Donde no debes tirar una colilla de cigarro y, mucho menos, hacer fuego. Se arriesga uno a que te multen con todas las de la ley. Sin embargo, como se ve, si te apropias de un trozo de Monte Público, lo amueblas, haces fuego, lo llenas de basura y lo conviertes en tu hogar no te va a pasar nada. De hecho, según parece, te vuelves invisible a los ojos de la administración competente.
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