Muy poco se sabe sobre la relación de la División Azul con Marbella. Esta unidad que combatió en el bando alemán contra los soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial contó entre sus filas con una quincena de marbellíes y sampedreños. Por otro lado, en 1954, cuando los presos divisionarios regresaron a España, pasaron una temporada de reposo y recuperación en el entonces Albergue del Frente de Juventudes (el actual albergue África) de Marbella tras estar 12 años en campos de concentración soviéticos.
El Periódico de Marbella ha redactado la Trilogía Marbella y la División Azul para arrojar un poco de luz sobre esta unidad, los marbellíes que lucharon en ella y su relación con Marbella. Este reportaje, Marbellíes en el Frente de Leningrado, es el primero. Dentro de dos semanas se publicará Las hazañas del sargento Osorio, que relatará las experiencias de este sampedreño en la Guerra Civil y en la División Azul. Y por último, el reportaje Marbella: sanatorio de la División Azul que cerrará esta trilogía.
PARTE I- MARBELLÍES Y SAMPEDREÑOS EN EL FRENTE DE LENINGRADO
Durante la Segunda Guerra Mundial un grupo de marbellíes encuadrados en la División Azul española cruzó toda Europa para luchar contra los soviéticos bajo mando alemán en los confines boscosos de Rusia. Combatieron a -40 o -50 grados bajo cero en condiciones atroces, participando en el asedio más largo de la guerra, el de Leningrado (casi 900 días), luchando siempre contra fuerzas muy superiores y ganándose una reputación de coraje y resistencia ante sus compatriotas alemanes.
Casi todo lo que se sabe sobre el paso de los marbellíes por la División Azul se debe a una exhaustiva investigación que ha realizado Carlos Caballero Jurado, autor del libro La División Azul: Historia completa de los voluntarios españoles de Hitler. De 1941 a la actualidad.
Una división de camisas azules
El origen del nombre de La División Azul procede de las camisas azules que llevaban muchos miembros de la Falange española. Fue un cuerpo de voluntarios que el general Francisco Franco y su cuñado germanófilo Serrano Suñer crearon el 26 de junio de 1941. El motivo era devolverle el favor a Hitler por toda la ayuda que el dictador alemán prestó al bando nacional durante la Guerra Civil. Esta unidad militar se conformó cuatro días después de la invasión de la Unión Soviética por la Alemania Nazi. De Marbella, como en todas las ciudades de España, se sumaron muchos jóvenes que querían combatir la amenaza comunista representada por la Unión Soviética de Stalin.
Tanto los marbellíes enrolados, como el resto de españoles que se alistaron en la División Azul, hasta sumar algo más de 18.000 soldados, fueron encuadrados y recibieron una somera instrucción militar durante diez días en España. Posteriormente, fueron embarcados en trenes que les llevaron hasta el campamento de instrucción de Grafenwöhr, en Nuremberg, adonde llegaron el 17 de julio. Allí, los voluntarios españoles recibieron instrucción militar durante dos meses y no llegaron al frente de combate hasta octubre de 1941. Mientras, la guerra rugía en los inmensos campos rusos.
La División Azul (la 250 Infanterie-Division para los alemanes) se organizó en tres regimientos, 262, 263 y 269, cada uno con tres batallones. Casi todos los marbellíes que lucharon en Rusia formaron parte del Regimiento 269. Esta unidad soportó los peores combates en la primera gran batalla que los españoles libraron en la campaña rusa: la cabeza de puente del río Voljov, en el otoño e invierno de 1941-1942. Allí, los españoles resistieron innumerables ataques de ejércitos soviéticos que superaban en número a los divisionarios ampliamente. Cumplieron el objetivo de evitar que los soviéticos rompieran el frente y auxiliaran a sus tropas asediadas en Leningrado.
El segundo campo de operaciones de la División Azul fue en las afueras de Leningrado. Participaron en el asedio más largo de la Segunda Guerra Mundial desde agosto de 1942 hasta octubre de 1943 cuando la División Azul fue repatriada de vuelta a España. De nuevo, resistieron ataques de fuerzas soviéticas muy superiores.
Marbellíes y sampedreños en el frente.
En los bosques y pantanos infinitos del Voljov luchó el marbellí José Tomé Carrasco, encuadrado en el famoso Batallón Román, unidad que recibiría muchas bajas. El soldado José Tomé cayó en combate el 18 de noviembre en plena lucha al Este del río Voljov. Fue enterrado en Sitno y recibió la Cruz Roja al Mérito Militar. Resulta paradójico la existencia de un requerimiento de septiembre de 1941 en el que se reclamaba al Ayuntamiento un certificado de buena conducta para garantizar que no desertaría. Sin duda no lo hizo.
La misma condecoración concedida a Tomé Carrasco fue otorgada poco después al sargento marbellí Eugenio Vara Susperregui, que falleció el día 14 de enero de 1942 tras los duros enfrentamientos de Teremez mientras trataba de contener las oleadas de infantes rusos que cruzaban el río Voljov. Su madre Josefa Susperregui Recarte, que residía en la calle Ancha número 16, quedó a cargo de sus derechos económicos en Marbella.
Mejor suerte tuvo Francisco Vázquez Osorio de San Pedro Alcántara. Fue herido el día 23 de octubre de 1941, al poco de llegar al frente la División Azul. Sin embargo, tuvo tiempo de obtener dos Cruces Rojas la Mérito Militar por hechos destacados luchando contra los soviéticos. Debido a la herida que lo dejó mutilado, fue repatriado y obtuvo el reconocimiento de Caballero Mutilado.
Otro marbellí que volvió mutilado a Marbella fue Enrique Cuevas González. Participó con el Batallón de Reserva 250 en el sangriento asalto a los cuarteles Muravevski de Dubrovka, donde murieron cientos de soldados. Recibió una Cruz Roja al Mérito Militar y una Cruz de Guerra. Existe en el Archivo Municipal un escrito sobre Enrique Cuevas del 27 de septiembre de 1937 para no incorporarse a filas del bando Nacional por encontrarse sus dos hermanos prestando ya servicio en el ejército franquista. También hay otro documento que certifica que, tras su regreso a Marbella, solicitó plaza como guardia municipal.
Al respecto de los divisionarios heridos que volvieron a Marbella, la profesora e historiadora local Ana Rubia Osorio explica que “a su regreso de Rusia, los heridos que habían sufrido algún tipo de mutilación en combate formaron parte del Cuerpo de Mutilados, proporcionando esta institución a los divisionarios una serie de derechos y privilegios. Respecto a los familiares de los soldados fallecidos en combate de la División Azul, siguieron cobrando las ayudas económicas hasta finales de la década de los cincuenta”.
Rubia Osorio ha tratado extensamente el asunto de los soldados vueltos a casa en su tesis doctoral El primer franquismo en Marbella (1939-1959). Relata como Alemania asumió parte de la asistencia de los mutilados en España, además de pagando indemnizaciones y cantidades económicas a los familiares de los fallecidos hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
El valiente alférez
Volviendo a los marbellíes que lucharon con la División Azul, merece especial mención el marbellí Guillermo Alcalá López, hermano del Cronista Oficial de Marbella Fernando Alcalá Marín. Su suegro, militar de carrera y masón, consiguió que Guillermo pasara la Guerra Civil destinado en Ceuta, librándose por tanto de participar en la contienda. Era oficial alférez en el regimiento nº 49 de Ceuta cuando se presentó voluntario para la División Azul y en Rusia demostró sobradamente su valentía. Luchó en la 7ª Batería del Regimiento de Artillería en el frente de Leningrado, “en un sector donde los alemanes situaron una serie de baterías equipadas con material de botín de guerra francés, en este caso unos cañones de 155 mm». Eran » cañones estáticos» de manera que permanecían siempre en el mismo lugar y eran las unidades de soldados las que iban y venían, explica el historiador y escritor Carlos Caballero Jurado.
Como relata su hijo Guillermo Alcalá, tras su regreso a España el alférez marbellí fue despedido del ejército por las conexiones masónicas de su suegro. Guillermo Alcalá López luchó en algunas de las batallas más duras del Frente del Este, el más sangriento de todos los frentes de la Segunda Guerra Mundial. Recibió una Cruz Roja al Mérito Militar y una Cruz de Guerra.
Otros tres miembros que participaron desde el principio en la lucha de la División Azul en Rusia fueron Miguel Domínguez García, de San Pedro Alcántara, que recibió la Cruz Roja al Mérito Militar. Manuel Carnero Fernández, que volvió a España el 3 de julio de 1942 con dos Cruces Rojas al Mérito Militar. Y por último, Manuel Romero López, que volvió a España el 20 de diciembre de 1942 con una Cruz Roja al Mérito Militar. Como explica su sobrino José Manuel, “con secuelas psicológicas que le acompañaron el resto de su vida. Muy poco quiso contarnos a su familia sobre sus experiencias en la División Azul”.
25.000 soldados de refuerzo
La División Azul, tanto en el Frente del Voljov (de octubre de 1941 a agosto de 1942) como del Frente de Leningrado (agosto de 1942 a octubre de 1943) sufrió numerosas bajas: 4.954 muertos, 8.700 heridos, 2.137 mutilados y 372 prisioneros por el Ejército Rojo. A causa de ello, se fue reforzando con 25.000 soldados españoles más, organizados en 27 Batallones de Marcha.
De este modo, según ha podido descubrir el escritor Carlos Caballero Jurado, hasta seis marbellíes acudieron a Rusia a cubrir bajas, “aunque probablemente fueran más porque las listas de efectivos de algunos Batallones de Marcha se han perdido”.
Miguel Osorio Ramírez fue un sargento sampedreño que acudió a reforzar a la División Azul en el 11º Batallón de Marcha el 18 de junio de 1942. Fue destinado a la 1ª Compañía del I Batallón del Regimiento 269. Participó activamente en el asedio de Leningrado hasta que la División Azul fue repatriada en octubre de 1943. Sobre sus increíbles peripecias El Periódico de Marbella publicará próximamente un reportaje.
En la misma unidad que Osorio Ramírez llegó a Rusia Juan Rodríguez Cortés, que residía en la calle Castillo de Marbella. Prestó servicio en el III Batallón del Regimiento 269 y fue galardonado con la Cruz de Hierro de segunda clase.
En agosto de 1942 llegó a la División Azul el marbellí Cristóbal González Caravante en el 14º Batallón de Marcha, cuyo padre residía en la calle Mesoncillo número 7. Fue ascendido a cabo cuando volvió a España en noviembre de 1943. También se alistaron como refuerzo Andrés Zuñiga Martín, que se incorporó a la División Azul con el 16º Batallón de Marcha en septiembre de 1942. De Rafael González Berrocal apenas se sabe poco más que llegó en el 23º Batallón de Marcha y Antonio Cortes García fue devuelto a España desde el campamento de entrenamiento de Alemania por no ser considerado apto para el combate.
La relación de la División Azul con Marbella no terminó con el retorno de los divisionarios marbellíes a casa. Diez años después, en 1954, el buque Semíramis trajo de vuelta a España a varios cientos de españoles que habían estado prisioneros en campos de concentración y trabajo soviéticos. Se eligió Marbella para que se recuperaran física y anímicamente de la experiencia en los gulags. Todo lo relacionado con este capítulo se sabrá en otro reportaje que se publicará próximamente.