El otoño acaba de comenzar aunque mantengamos temperaturas muy parecidas al verano. Por eso, esta propuesta senderista busca las zonas de sombra y el frescor fluvial con este paseo por las Pasarelas del Genal. Esta ruta familiar permite recorrer este bellísimo rincón natural malagueño a ritmo tranquilo, disfrutando de la frondosa vegetación de ribera por un sendero bien pisado y adaptado a casi cualquier persona.
Comenzamos junto a la Venta San Juan, en pleno corazón del valle del Genal, entre las poblaciones de Jubrique y Benalauría. Detrás de este restaurante, famoso por sus carnes, está señalizado el tramo de la etapa 27 entre Benalauría y Genalguacil de la Gran Senda de Málaga.
El sendero, tras cruzar el arroyo de Monardilla, nos sumerge en un paisaje de álamos, sauces y adelfas. Dejamos a nuestra izquierda el molino del Álamo, en buen estado de conservación. Caminamos muy cerca del río hasta llegar a una pequeña llanura con eucaliptos donde están las ruinas de una casa llamada Ventorrillo. Por esta zona, y más adelante, abundan los alcornoques, pinos, olivos, acebuches, madroños y otros ejemplares arbóreos del Mediterráneo.
A continuación pasamos por el Arroyo Hondo, un curso de agua que da nombre a toda la zona alta donde hay una salida de agua. El camino nos lleva a un llano fluvial, Los Cuarterones, donde se encuentran un par de casas entre los antiguos terrenos cultivados mientras el camino abraza y sigue el antiguo canal de riego. El esfuerzo de adecuación del paseo en esta zona ha sido bastante importante, dado el nivel de deterioro del antiguo camino.
Pasado el vado del Arroyo de las Perejilas el sendero entra en una zona donde el valle se va abriendo poco a poco hasta llegar a otra presa que ha sido destruida por las últimas inundaciones.
En esta zona los acantilados de tiza han obligado a construir unas pasarelas metálicas que nos permiten salvar este tramo y disfrutar del río que corre por debajo nuestra. Es el tramo más bello y espectacular del recorrido. A continuación llegaremos a una amplia llanura salpicada de chopos desde donde podemos adelantarnos hasta el Charco de la Escribana.
En este punto podríamos volver sobre nuestros pasos para almorzar en la Venta San Juan. Con lo que culminaremos una ruta sin apenas desnivel, bien protegidos del sol por el bosque de ribera y con la opción de remojarnos en las aguas tranquilas del Río Genal.