Muy cerca de Marbella hay auténticas joyas naturales donde puedes refrescarte en estos días de verano. A menos de una hora en coche, existen pozas como las del río Guadalmansa, charca de las nutrias del río Castor, charca del Canalón en río Verde y charca de las Mozas en el río Guadalmina. Hay que recordar siempre que son parajes naturales en los que está prohibido dejar basura. A cambio de disfrutar de un refrescante baño en plena naturaleza lo menos que podemos hacer es no dejar rastro de nuestra presencia en estos espacios naturales.

POZAS DEL GUADALMANSA

El mejor acceso a las pozas del río es por la salida a la escuela ecuestre en la A-7. Desde este punto debemos dirigirnos dirección norte hasta la urbanización Montemayor, dejando atrás el complejo Marbella Club Golf. El punto clave para orientarnos es la calle Juan Lerma Valero, desde donde una calle a la izquierda nos hace descender hacia el río. Una cancela nos cierra el paso, ahí debemos dejar el coche, cruzar la cancela andando y caminar unos trescientos metros en descenso por un carril. Casi a nivel del río, a la izquierda veremos un camino bien marcado que nos acerca en dos minutos al agua.

En la larga poza tendremos que nadar un tramo.

En esta propuesta de excursión, apta para toda la familia (niños a partir de 8-10 años), lo ideal es, una vez junto al río bajar unos metros hasta una cercana poza donde podemos darnos el primer chapuzón. A continuación remontaremos el río durante unos trescientos metros. Es conveniente llevar bastones porque hay mucha piedra resbaladiza. El Guadalmansa se cierra con vegetación durante un tramo de esta parte del río pero se pasa sin problemas.

Desembocamos en una serie de pequeñas pozas, donde podemos darnos otro baño. A continuación, el río se abre, es más fácil caminar por las rocas y pronto encontramos,  en una curva que hace el río hacia la derecha una gran poza de unos setenta metros de largo donde hay partes en las que tocará nadar. Es una zona espectacular, conviene disfrutarla sin prisas.

CHARCA DEL CANALÓN

Para llegar al inicio de la ruta debemos desplazarnos hasta el pueblo de Istán. Lo atravesamos y, tras dejar atrás la piscina municipal, cruzamos junto al paraje del nacimiento del Río Molinos. La pista continúa unos cuatro kilómetros. Con el coche estamos atentos a un desvío señalizado a la izquierda (por la derecha sigue la vieja carretera que conecta con Monda). Tras un par de kilómetros por una pista apta para casi todos los coches llegamos al entorno del Vado Bornoque, donde hay un par de explanadas donde dejar el vehículo.

Desde este punto iniciamos la ruta dejando atrás primero una cadena que corta el carril y, a mano derecha subiendo una cuesta cerrada por una cancela que debemos rodear. Pronto el camino nos introduce en las densas colinas de alcornoques de la Dehesa Bornoque.

En bajada, cuando casi tenemos el río a nuestro alcance debemos estar atentos a la acequia que atraviesa el carril. Desde este punto nos salimos hacia la derecha por la acequia, siempre con cuidado de no dañarla. Iniciamos ahora un espectacular paseo junto a la acequia paralelos al río pero por encima del cauce.

Ojo, hay que tener cuidado porque hay tramos en los que tenemos patio a un lado y debemos extremar las precauciones. Por tanto, esta ruta no conviene hacerla con niños.

Durante unos 200 o 300 metros vamos junto a la acequia hasta que llega junto a la canalización que permite pasar el agua de un lado al otro del río Verde y propicia la cascadilla artificial del Canalón.

Justo en este punto debemos fijarnos a nuestra derecha que se ve la traza de un sendero que remonta la ladera. Lo cogemos y en unos cincuenta metros nos situamos junto a una cañada. Descendemos por ella con cuidado. Vemos abajo el río, al que llegamos en apenas unos minutos, situándonos justo encima de la Charca del Canalón.

A partir de ahora toca mojarse, nos podemos poner bajo la cascada y disfrutar del agua y luego sumergirnos en la Charca del Canalón, el espectacular rincón acuático del Río Verde. Suele estar bastante transitado pero, yendo temprano y fuera de fin de semana, es fácil disfrutarlo sin masificaciones.

POZA DE LAS MOZAS DEL GUADALMINA

El río Guadalmina, en su tramo medio, es una auténtica joya para quienes disfrutan bañándose en los cauces fluviales. Justo tras dejar el pueblo de Benahavís en su camino al mar, el Guadalmina ha formado un desfiladero, las Angosturas, que atrae todos los veranos a miles de bañistas, atraídos por sus pozas, y de barranquistas que recorren sus tripas calizas.

Esta propuesta senderista es apta para todos los públicos y supone disfrutar de las pozas que hay antes y después de las Angosturas: la Charca de las Mozas y La Playa. Además, añade un plus: recorrer parte de las acequias centenarias que alimentaban con agua, incluso aún hoy, los cultivos de la vega del Guadalmina.

En este caso, nuestro punto de partida es el puente del campo de golf El Higueral. Tras cruzarlo estamos atentos a nuestra derecha para coger el sendero señalizado de las acequias. Muy pronto empezamos a caminar junto a la acequia por una senda perfectamente adaptada. Hacemos algún tramo por encima de una rejilla metálica.

Tras unos cientos de metros iniciamos un pequeño ascenso que nos acerca al Parque de la ermita de la Virgen del Rosario, donde los domingos se celebra un mercadillo.

Continuamos por una vía peatonal junto a la carretera y, antes de llegar al puente estamos atentos a una verja verde a nuestra derecha que debemos traspasar para bajar hacia el cauce del río.

Llegamos a la zona conocida como La Playa: la desembocadura sur del desfiladero ha formado una amplia charca junto a una zona arenosa. Tenemos el puente justo encima de nosotros.

Es el momento de darnos el primer chapuzón. Si entramos en la poza unos cincuenta metros, a mano izquierda podemos subirnos a unas rocas desde donde es inevitable saltar al agua ya que en esta zona tiene unos 3 metros de profundidad. Como norma siempre hay que comprobar que el agua cubra lo suficiente en el sitio al que vayamos a saltar para no tener un accidente.

Tras refrescarnos en La Playa un buen rato, optamos por volver sobre nuestros pasos de vuelta a la carretera. Nos acercamos al puente para disfrutar de las vistas al norte y al sur.

Sin cruzar el puente seguimos por la vía peatonal junto a la carretera. Recorreremos el 1.5 km de distancia que hay hasta el siguiente objetivo: la Charca de las Mozas. En este tramo tenemos espectaculares vistas de los cortados que forman las Angosturas.

Pronto vemos parte de Benahavís al fondo. Nosotros tomamos una entrada al río a nuestra derecha y desembocamos en la Charca de las Mozas. Toca disfrutar de esta espectacular piscina natural. Deslizándonos por el tobogán natural o saltando por las rocas que hay a la derecha de la poza. En las semanas que aún queda de calor darse un baño en la Charca de las Mozas es un lujazo, sobre todo si vamos entre semana ya que con suerte habrá poca gente.

CHARCA DE LAS NUTRIAS DEL RÍO CASTOR

El río Castor nace en las vertientes de Sierra Bermeja y serpentea por colinas de pinares y alcornoques durante unos 13 km hasta desembocar al Este de Estepona. El punto de partida de esta ruta acuática será la gasolinera de Repsol que hay en la AP-7 en dirección a Estepona desde Marbella, justo tras pasar un viaducto por encima del río Castor.

Tras dejar el coche aparcado junto a la gasolinera buscamos una cancela giratoria que hay al Este de la estación de servicio. La cruzamos y cogemos un carril paralelo a la autopista durante unos 300 metros, hasta que este gire a la izquierda, introduciéndonos en el valle del río Castor.

Obviamos un carril a nuestra izquierda  y seguimos de frente por el carril terrizo, pasando junto a varias fincas. Durante media hora, unos 2.5 km, iremos subiendo y bajando ligeramente por este carril, que no tiene pérdida, hasta que éste termina junto a una finca privada. Estaremos atentos a un cartel que marca el camino, ahora convertido en sendero, hacia nuestra derecha ya en claro descenso hasta el río.

Al otro lado del río parte un sendero que nos ahorrará mojarnos los pies durante unos trescientos metros. Nosotros optamos por seguir por en medio del cauce.

Tras unos diez minutos evitando algún que otro resbalón, llegamos al punto donde el Castor se cierra, el tramo más bello de esta ruta. De frente, el cañón forma la Poza del Peñón, una roca ubicada en medio del cauce donde algún valiente o imprudente aún se atreve a arrojarse al agua.

Tras dejar atrás la Poza del Cañón entramos en un bellísimo tramo de pequeñas cascadas y pozas, rodeados de mármoles pulidos donde el agua puede llegar a cubrir por encima de la cintura. Pasado este punto el río se abre ligeramente para mostrarnos la joya del Castor: la Charca de las Nutrias.

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