El pasado 20 de noviembre un fuerte temporal de Levante destrozó grandes partes del litoral. Las olas afectaron a cientos de metros del saneamiento integral en San Pedro y también sacaron a la luz unos hornos de origen romano en la duna de El Ingenio, al sur de la basílica paleocristiana Vega del Mar.
Al sur de la basílica se encuentran unas casetas de pescadores y la duna con los tornos y las barcas. Al este hay una amplia extensión de eucaliptos. Al sudeste se encuentra un llano donde hasta hace poco se almacenaba maquinaria pesada del Ayuntamiento y el chiringuito de la Guayaba. Estos lugares conforman un todo, un espacio de un enorme interés arqueológico que es preciso estudiar en profundidad para conocer mejor el pasado milenario de nuestro municipio. Es lo que aseguran algunos de los arqueólogos que mejor conocen este paraje del municipio.
No es un enclave en blanco. Colectivos como Cilniana y San Pedro Alcántara 1860 llevan años reclamando una mayor protección en este espacio. La zona ha sido en parte analizada por arqueólogos. En 1991 salieron a la luz unas edificaciones con restos funerarios del siglo II justo al norte de las barcas de la duna de El Ingenio. En 2018, Acosol encargó un estudio con georadar en una franja lineal de 165 metros por encima de la duna que descubrió numerosos muros (uno de ellos de 70 metros de largo) y construcciones enterradas. El objetivo era retranquear la tubería de saneamiento cincuenta metros más al norte de su actual ubicación en la orilla. Pero, a la luz de los numerosos restos identificados con el georadar, la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía descartó el trazado propuesto por Acosol.
LA NECESIDAD DE UN PROYECTO AMBICIOSO
“Es esencial afrontar con un proyecto ambicioso el estudio de todo el entorno de la basílica paleocristiana, una especie de Plan Director”, señala el arqueólogo Pedro Sánchez Bandera, uno de los que más conoce este yacimiento que estudió hace 20 años. Sánchez Bandera considera que, en lo que respecta a la propia basílica, “se ha sobre-excavado con criterios erróneos de búsqueda de piezas más que con el objetivo de situarla en un contexto más amplio”. Faltan muchas partes en este puzle. Según explica el arqueólogo, se sabe que la basílica se construyó en parte encima de otras construcciones (Sánchez Bandera cree que unos hornos pero no está claro lo que hay debajo). Se sabe que en la zona hay tumbas anteriores y posteriores a su construcción y no está claro si la población inhumada de las tumbas es germana-visigótica o bizantina. “De hecho, ni siquiera son precisos los límites del yacimiento: el eje Norte sí está acotado por la calle Eucaliptos y al sur, como demuestran los hornos romanos recientemente aparecidos, es el propio mar. Pero el eje Este- Oeste tiene que ser investigado para ver qué es lo que hay. Se tiene que afrontar un estudio con un proyecto de investigación que establezca la secuencia evolutiva de todo el yacimiento”, sentencia Sánchez Bandera.
Ahora mismo se está llevando a cabo un estudio dirigido por los arqueólogos Cristina Moreno y Miguel Vila en la zona de la duna de El Ingenio a resultas de los hornos descubiertos por el temporal del pasado mes de noviembre. También comenzará previsiblemente en el mes de enero otro estudio muy cerca, en el chiringuito de la Guayaba, que será realizado por otro gran conocedor de la zona, el arqueólogo Miguel Requena.
Según explica el profesor e historiador José Luis Casado, de la asociación San Pedro Alcántara 1960, “la excavación que se lleva a cabo estos días, diciembre de 2021, ha supuesto el descubrimiento de tres hornos de cerámica, una conducción de agua hasta la playa y otros elementos constructivos, además del hallazgo de objetos de gran interés”. Para el historiador sampedreño, todo ello supone un importante paso en el conocimiento de Vega del Mar, más allá de la basílica y el cementerio paleocristianos. “Podría considerarse que enlaza con las excavaciones llevadas a cabo por José Pérez de Barradas en la década de 1930, tal es la relevancia de los trabajos arqueológicos efectuados en las dos últimas semanas”, remarca Casado Bellagarza.
Estudios como los que está haciendo Miguel Vila en los hornos romanos y el que hará Miguel Requena en la Guayaba son muy importantes pero deberían ser parte de ese proyecto ambicioso por el que aboga Sánchez Bandera: “se tienen que analizar los fallos que se han cometido a nivel arqueológico hasta ahora en toda la zona. Identificar las lagunas que hay y establecer qué queremos descubrir y, sobre todo, tocar lo menos posible”.
Sobre la necesidad de este estudio coincide Miguel Vila. “Es necesario ir sumando. Cada nueva actuación ayuda a comprender mejor lo que atesora la zona”, asegura este arqueólogo que también pone el acento en que en el futuro PGOU debe quedar todo el entorno entre la basílica y el mar con una figura de protección. “En el PGOU de 2010 así quedó reflejado y es importante que así sea. Actualmente la zona protegida llega hasta las casetas de los pescadores, con lo que la duna no lo está”, aclara Vila. También el arqueólogo Miguel Requena considera que es necesario un Plan Director que establezca una estrategia de estudio a largo plazo de todo el entorno de la basílica-duna de El Ingenio. Ambos coinciden que lo más importante de todo es que a nivel político se comprometan todos los esfuerzos necesarios para poner en marcha ese Plan Director.
La asociación San Pedro Alcántara 1860 lleva denunciando desde 2017, al menos, la existencia de numerosos restos cerámicos en la duna de El Ingenio, cuyo número se acrecentaba con erosiones como la provocada por la lluvia y el oleaje, que en el último temporal dio lugar a sacar a la luz un horno y el arco de salida de la conducción de agua. Para el historiador José Luis Casado, “es necesario completar la protección de nuestro Bien de Interés Cultural con otras actuaciones, coordinadas por la Tenencia de Alcaldía de San Pedro Alcántara y la Junta de Andalucía”:
-Delimitación exacta del yacimiento y su entorno (tal como lo tiene Las Bóvedas, tras su publicación en BOJA).
-Adquisición del yacimiento, ya que sólo el recinto de la basílica es de propiedad municipal, tal como ha hecho el Ayuntamiento con el enclave de Puerto Rico (invirtiendo 3 millones de euros).
-Adecentamiento del bosque de eucaliptos y su entorno.
-Construcción de un centro de interpretación que podría englobar Vega del Mar y Las Bóvedas, para una mayor difusión del patrimonio arqueológico de San Pedro Alcántara.
De manera muy parecida se expresa el presidente de la asociación Cilniana, Javier Soto, reclamando un centro de interpretación, «después de excavar en profundidad toda la parcela ya que se asientan varias etapas históricas en el mismo sitio. Sería muy esclarecedor para el conocimiento histórico y ocupacional del territorio».
Hace 14 meses, en octubre de 2020, la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, acudió a Marbella a presentar un ambicioso plan de intervención plurianual tanto en las Termas Romanas de Guadalmina como en todo el entorno de la basílica paleocristiana, el cual se dotaría de presupuesto a principios de 2021. Este periódico preguntó hace unos días a la alcaldesa Ángeles Muñoz si se sabía algo de este plan y la regidora aseguró que “habría que esperar a que la Junta aprobara los presupuestos del año que viene”. También se le preguntó sobre si el propio Ayuntamiento tiene algún plan de futuro para afrontar el estudio integral de las Termas-Romanas-Basílica-Duna de El Ingenio y remitió a la Junta: “es la Delegación de Cultura de Málaga la que tiene la competencia en estos asuntos”. Ni la Junta termina de destinar el dinero para afrontar el estudio arqueológico ni el Ayuntamiento tiene un plan propio para llevarlo a cabo y, mientras tanto, el pasado milenario de nuestro municipio sigue enterrado bajo toneladas de arena, casetas de pescadores y eucaliptos.