Nadie como ella vende el humo. Será humo de un campo quemado por la mala fama de la política o niebla de una apatía que asciende colina arriba o cubre la ciudad de indiferencia sin dejar de ver tres calles más allá o producto de una realidad que se convierte en ficción, o al revés. Qué más da. Ella flota sobre la nube de desidia que se desplaza ajena a la tierra que pisamos el resto de los mortales, ajena a las miserias de las necesidades del día a día del común de los ciudadanos.

Da igual. Ella sabe que siempre hay alguien que le compra el humo aunque lo venda una y otra vez. La estela le sigue, le aplaude y le adula; algunos por intereses, pero la mayoría porque la creen en lo que afirma, aunque la realidad la contradiga. Esa realidad está equivocada. Ella avanza sobre su trono – sea o no Semana Santa- seguida por miles de penitentes que no saben que lo son, pero que ella conoce por sus nombres -con una memoria de elefante- o tiene quien se lo sugiere.  Es una buena periodista que no está dispuesta a que el relato le niegue un buen titular y por si alguien no se lo cree lo repite una y otra vez hasta convencer a los no creyentes.

Si encima tiene voceros televisivos o periodísticos que le dan más voz todo completo Y su barco sigue navegando -y seguirá navegando hasta que ella quiera- por unas aguas tranquilas porque no hay viento adversario o compañero dispuesto a discutirle la dirección en que camina, ni la propiedad del barco, ni nadie sabe vender como ella. Nadie como ella conoce la realidad que le rodea que alimenta una y otra vez con productos distintos existan o no, porque lo importante es que alguien se lo compre y conoce -repito- el nombre de a quien se lo vende. Reparte besos y brazos como flores en una feria y siempre digo que es capaz de vendernos la Plaza de los Naranjos si quisiera. Sabe darle a cada uno lo que le gusta escuchar o, si es necesario compra a unos – si es con un puesto de trabajo mejor-con el dinero de todos -porque al ser de todos no es de nadie- Es un buen negocio.

Y, por otro lado, si los datos tozudos se empeñan en lo contrario de lo que vende o se lo niega se pasa página porque la memoria del pueblo es efímera y poco consistente. Ha aprehendido de su predecesor que la mirada del pueblo no traspasa una rotonda, unas flores de temporadas y unos bordillos celestes pintados una otra y vez. No necesitan más: ni infraestructuras ni equipamientos sociales y menos que nada cultura. Nadie se lo exige.

En todo lo escrito hasta ahora no hay critica -soy sincero, no es sarcasmo- sino admiración. Puedo resultar increíble, pero es cierto. Tampoco envidia porque estoy alejado del círculo de la política hace tiempo, sino afán por descubrir lo que se oculta tras este fenómeno social -no es único pues sé que se repite en otras ciudades- que nos gobierna.

Pero aterrizemos hoy en algo concreto, con datos ya publicados.

El dato: El estudio d la Junta de Andalucía encargado a la Universidad de Málaga habla de 13.857 viviendas turísticas en Marbella. El informe del Instituto Nacional de Estadística lo rebaja a 7.516 viviendas. Ofertadas  – no olvidemos este dato-por particulares en un  79,2%.

Ante el grave problema de vivienda en nuestro municipio que afecta a una mayoría de la población y a diversos sectores sociales y cuya causa esencial son las viviendas turísticas la alcaldesa responde:

“A la vista del estudio no hay ningún problema que debamos abordar…ni tampoco existe ningún riesgo”

“El registro de viviendas turísticas de la Junta de Andalucía no es real”

“No se van a limitar su proliferación, se van a controlar”

“La vivienda está muy cara por falta de suelo” Por eso está vendiendo terrenos de propiedad municipal.

La solución más fácil a un problema es negar su existencia: no hay problema de compra de viviendas ni de alquiler.

Las viviendas turísticas -aproximadamente 10.000 como media de los dos estudios- son una competencia desleal a los hoteles y en su mayoría son ilegales, pero hay muchos particulares beneficiados.

La realidad de los datos, – nos afirma ella- no es tal. Problema resuelto y a otra cosa

La mayoría de los trabajadores con sueldos de subsistencia tienen unas condiciones de habitabilidad miserables -alquileres de habitaciones por 500 euros o de piso por encima de los 1.200- .

A ello hay que añadir los problemas de continuidad de los funcionarios -cuando pueden piden plaza en otros municipio- en especial los de educación, sanidad, de seguridad y de justicia. Ello crea un grave problema de estabilidad y de proyecto de futuro que afecta a la esencia de identidad como pueblo-el que puede se marcha-. Sin hablar de la fuga de nuestros jóvenes; o la imposibilidad de iniciar una vida independiente.

Pero el problema no existe. Es solo humo.

Rafael García Conde

Ex-concejal

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