Don José López Solorzano, el “cura Pepe” de la parroquia de la Encarnación de Marbella, ha celebrado su última misa. Trece años ha estado el sacerdote granadino del pueblo de Montefrío ocupando su puesto de párroco y arcipreste. En el día de su despedida, celebrada este pasado domingo a las 12.30, la iglesia de la Encarnación estaba llena hasta el punto de tener que quedarse fuera mucha gente. Eso sí, respetándose las distancias y siguiendo se las medidas de seguridad sanitarias que desde el principio de la pandemia se instauraron en esta parroquia.
Cientos de feligreses, cofrades, catequistas y veraneantes no han querido perderse la oportunidad de despedirse de este cura que ha sabido ganarse el corazón de sus parroquianos. “Vine con miedo a esta catedral hace 13 años y juntos hemos reído, llorado y me he sentido uno de vosotros”, ha dicho López Solorzano visiblemente emocionado en su homilía. “Esta parroquia es del siglo XVII y no se terminará conmigo ni con vosotros. Yo me voy pero vosotros tenéis la misión de continuar su legado. Ahora viene Don José Sánchez Herrera a dar lo mejor de sí mismo por la parroquia y vosotros sabréis tratarlo con la exquisitez del pueblo de Marbella”, ha pedido a sus feligreses el de Montefrío.
Al final de la misa el sacerdote ha recibido varios regalos de parte de sus feligreses: un grabado de la Iglesia de la Encarnación y un cáliz y un copón para que cuando celebre las misas en la parroquia malagueña de Corpus Christi de Pedregalejo se acuerde de Marbella.
José Antonio Sánchez Herrera, hasta ahora vicario general de la diócesis, ocupará la vacante de la parroquia de la Encarnación.